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Vacaciones en Roma: disfrutando de la "Dolce Vita" (II)

Fruto del sueño que teníamos cuando nos fuimos a dormir, debimos poner mal el despertador y no sonó la mañana de nuestro segundo día en Roma. Así que nos levantamos sobre las 11. Nos arreglamos a toda prisa y salimos a la calle para coger el autobús número 87, que nos dejó al lado de la Piazza Navona. Desde allí fuimos caminando hasta el Panteón, que por suerte pudimos visitar por dentro.

El Panteón fue en origen un templo consagrado a las siete divinidades celestes de la mitología romana: el Sol, la Luna, y los cinco planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno).

Por otro lado, la propia sala circular era una esfera perfecta, representación de la concepción cosmogónica de Aristóteles. Por un lado, el mundo infralunar corresponde a la mitad inferior del edificio. El mundo supralunar, la esfera celeste, es la bóveda, en la que el óculo central hace las veces del sol. El edificio estaba concebido para unir al hombre con la divinidad, pero sobre todo al emperador, que era proclamado un dios a los ojos del pueblo.




A partir del Renacimiento, el Panteón sirve de sepulcro a personajes influyentes del arte y la política italiana. En él se encuentran los restos de grandes artistas como Rafael o Vignola. El rey Vittorio Emmanuelle II, su hijo Umberto I y su esposa Margarita también reposan en una de las capillas del Panteón.




Desde el Panteón fuimos caminando hasta la Via del Corso, y de allí a Piazza Venezia. Esta plaza es el centro neurálgico de la capital italiana y el lugar del que parten las principales calles o vías romanas (Via del Corso, Via de los Foros Imperiales...) y la zona donde se encuentran algunos de los monumentos históricos más importantes.

Entre ellos se encuentra, sin duda, el Palazzo Venezia, un edificio renacentista, cuyo balcón principal fue utilizado por Benito Mussolini para dar algunos de sus discursos más emblemáticos. Pero, sin duda, el monumento más llamativo de la plaza es el dedicado al rey Vittorio Emanuelle II, conocido como el Vittoriano. Se trata de un enorme e imponente edificio de estilo neoclásico que fue construido como un homenaje a la unificación italiana y a su primer monarca. En él podemos encontrar una gran estatua ecuestre del mencionado soberano que en 1870 hizo de Italia un reino unificado con capital en Roma. A los pies de esta estatua se puede ver el denominado "Altar de la Patria" con la tumba del soldado desconocido caído en la guerra entre 1915 y 1918.


Visitar este monumento es descubrir una de las más bonitas vistas de la ciudad. Por un lado, podemos contemplar toda la plaza, y por el otro, podemos obtener una magnífica panorámica que va desde los Foros Imperiales hasta el Coliseo.


Al bajar del monumento pudimos verlo con un poco más de distancia para hacernos una idea más exacta de su grandiosidad. La verdad es que impone.


Saliendo hacia la izquierda de la plaza (situándonos mirando de frente al Vittoriano) llegamos a la zona de los Foros Imperiales, donde lo primero que hicimos fue comprar una botellita de agua helada porque en toda la mañana no encontramos ni una sola fuente donde refrescarnos. Después visitamos el Foro de Trajano, el más cercano a la plaza y el más impresionante de los cuatro (recordemos que los otros tres son los foros de Augusto, César y Nerva). El monumento más conocido de este foro es la Columna de Trajano, con un relieve que conmemora las victorias militares de este emperador. La verdad es que la columna es muy bonita, pero no nos impresionó todo lo que debería porque ya habíamos visto una muy similar en la Piazza Colonna.


Y desde el Foro de Trajano paseamos por toda la Via de los Foros Imperiales hasta llegar al Coliseo.


Tras un ratito de cola, entramos gratis con la Roma Pass que compramos en el aeropuerto. Cogimos una audioguía que nos resultó muy útil para comprender mejor la historia y el uso de este recinto.
Originalmente era denominado Anfiteatro Flavio en honor a la dinastía Flavia de emperadores que lo construyó, y pasó a ser llamado Colosseum por una gran estatua ubicada junto a él, el Coloso de Nerón, no conservada actualmente.

En la antigüedad poseía un aforo para 50.000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Los que estaban cerca de la arena eran el emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad. En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos como naumaquias, caza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas y obras de teatro basadas en la mitología clásica. El edificio dejó de ser usado para estos propósitos en la Alta Edad Media.



Se construyó justo al Este del Foro Romano, que podemos ver desde las terrazas del Coliseo. Pero sin duda, las mejores vistas son las del Arco de Constantino, situado justo entre el Coliseo y el Foro.

Julián vivió aquí uno de los momentos más emocionantes del viaje. Como es un apasionado de la historia en general y de las culturas clásicas en particular, disfrutó como un niño paseando por un edificio que rezuma historia por los cuatro costados, e imaginándose el trasiego de emperadores, gladiadores, nobles, plebeyos, cristianos, fieras, etcétera, por los diferentes rincones del edificio.

Tanto se emocionó que incluso llegó a meterse en la piel de alguno de ellos (poco piadoso, por cierto).


Una vez visto el Coliseo, comimos unos bocadillos sentados enfrente del Arco de Constantino. Se nos había hecho bastante tarde y no podíamos perder mucho tiempo buscando restaurantes. Nada más terminar de comer cogimos por primera vez el metro y fuimos hasta el Circo Massimo, que fue la principal pista de carreras durante el Imperio romano, un lugar donde se celebraban los juegos públicos y donde eran especialmente famosas las carreras de cuadrigas. De hecho, la pista llegó a medir unos 600 metros de largo y en el recinto cabían hasta 150.000 espectadores sentados en las gradas. Otros espectadores veían los juegos desde los montes vecinos de Aventino y Palatino. El recinto, que tuvo el honor de ser el primer y mayor circo de Roma, se ha convertido en un parque de césped donde apenas se conservan restos.

Así que lo recorrimos a lo largo y nos dirigimos a la iglesia de Santa María in Cosmedin. Debido a su belleza, la iglesia recibió el adjetivo cosmedin (del griego kosmidion, que significa bello).
Fue en esta iglesia donde se elegió a los papas Gelasio II, Celestino III, y al antipapa Benedicto XIII.

Merece la pena la visita sobre todo por su excepcionalmente bien conservado cierre del coro de la Alta Edad Media y su muy delicado pavimento cosmatesco. Su campanario es el más alto de los de la Edad Media en Roma. La sacristía alberga un precioso fragmento de mosaico del siglo VIII traído aquí desde la antigua Basílica de San Pedro. Como curiosidad para los más románticos podemos decir que aquí también se encuentra un relicario con el cráneo y otros huesos de San Valentín.

Pero lo que realmente atrae la atracción de los turistas es la Bocca della Verità, una antigua escultura ubicada en su pórtico que se cree que es una tapa de alcantarilla de la época romana. Según la leyenda, si se mete la mano en la boca y se dice una mentira, ésta se traga la mano del mentiroso. Y aunque la leyenda ya es antigua, el interés del gran público por esta curiosa figura nace gracias a la película de 1953 "Vacaciones en Roma".


Nosotros, que no somos ni Audrey Hepburn ni Gregory Peck, no teníamos los soportales para nosotros solos. Un río de gente hacía cola para fotografiarse junto a la Bocca. Así que aprovechamos nuestro medio minuto para hacer la foto y después entramos a ver la iglesia.


Al salir de la iglesia, un descansito tumbados en el césped de la plaza que hay enfrente y seguimos caminando hacia el Foro, pero justo cuando llegamos estaban cerrando, así que sólo pudimos verlo por fuera. La visita nos quedó pendiente para otro día. Así que llevamos a cabo el plan B: subir hasta la Piazza del Campidoglio para ver los Museos Capitolinos. Una de mis esculturas favoritas era la Venus Capitolina. Julián, sin embargo, prefería la Loba.

Aunque la pieza más impresionante del museo (y en eso coincidimos los dos) es la estatua ecuestre de Marco Aurelio, que parece mucho más grande al natural que en fotos. Ésta es la que originariamente estaba en la Piazza del Campidoglio, donde ahora hay una copia.

Por cierto, como bien dice nuestro amigo Pelayo en su comentario, la piazza del Campidoglio es la que aparece representada en las monedas italianas de 50 céntimos de euro. Os dejamos unas fotos para que lo comprobéis.


Al salir de los Museos Capitolinos volvimos a pasar por el Foro, donde estuvimos haciendo unas fotos aprovechando los últimos minutos de luz. Mi construcción favorita era el templo de Saturno.
Sin embargo Julián prefería una vista más general, con el Coliseo al fondo.

Con estas vistas nos entraron más ganas de visitarlo al día siguiente, pero para eso tendríamos que esperar aún bastantes horas, que aprovecharíamos a tope.


Cuando pudimos despegarnos de este lugar (las vistas merecen mucho la pena y enganchan) fuimos paseando hacia la zona del Coliseo (ya iluminado).
Íbamos buscando el restaurante "Naumachia" (Via di San Giovanni in Laterano 18, esquina Via Celimontana), donde cenamos de lujo y bastante económico (la verdad es que hemos tenido mucha suerte con el tema de los restaurantes).


Y después de la cena volvimos al Coliseo para coger el autobús número 87 de vuelta al hotel. Por el camino íbamos planeando la visita del día siguiente (básicamente la zona del Vaticano). Pero gracias a las recomendaciones del recepcionista de noche de nuestro hotel (con muchas más ganas de conversación que el recepcionista de día, producto del aburrimiento), cambiamos el itinerario. Pero tendréis que esperar a la crónica del tercer día para averiguar qué visitamos.

3 Response to "Vacaciones en Roma: disfrutando de la "Dolce Vita" (II)"

  1. Pelayo Says:
    22 de octubre de 2009, 15:17

    Leer este blog para alguien como yo es un acto de masoquismo. ¡Qué recuerdos me trae Roma! Qué ganas de volver.
    Se te olvidó comentar que la Piazza del Campidoglio es la que sale en las monedas de 50 céntimos italianas.

  2. Pelayo Says:
    23 de octubre de 2009, 1:09

    Madre mía, que rapidez

  3. Mery Amparado says:
    23 de octubre de 2009, 2:51

    Tus deseos son órdenes, jefe.

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