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Bajo el sol de la Toscana (II): Montecatini-Vinci-Anchiano

El jueves decidimos tomarnos un pequeño descanso en nuestras maratonianas sesiones de turismo. Ese día dedicamos la mañana a dar un paseo por Montecatini. Nada más levantarnos y desayunar fuimos al mercadillo con Juli, la tía de María. Después de dar unas vueltas y no comprar nada (la forma más barata de ir de compras) Juli nos dejó al lado de la librería Mondadori, donde nos proveímos de libros en italiano. Dando otro paseíto nos acercamos al Tettuccio, el más impresionante centro termal de Montecatini. Pagamos una entrada de visitantes (el alojamiento allí creo que queda fuera de nuestro alcance) y nos dimos un paseo. Las aguas termales del Tettuccio son medicinales, están indicadas, sobre todo, para ser bebidas, y tengo que deciros que no es un gran placer. Son aguas saladas con un sabor muy raro. Vamos, que donde esté el agua normal, que se quiten las medicinales, a no ser que te las hayan recetado. Eso sí, nos hicimos una foto delante de las fuentes, con los bonitos mosaicos detrás:


En los jardines se puede ver que el establecimiento es de lujo y lo tienen muy cuidado. Aquí vemos el calendario de flores frescas (las cambian a diario) que indica la fecha:


En esta foto se ve otra de las fuentes de la que mana el agua, con un bonito puente por encima de ella:


La terraza Cristal es otro de los sitios más atractivos del recinto termal. Es una terraza abierta en verano y cerrada en invierno, merced a su estructura de acero y cristal. Bien cerca se encuentra este kiosko de música del que os enseñamos el techo y en el que estuvimos descansando un ratito:


Aquí me podéis ver como un auténtico ricachón sentado en el jardín del Tettuccio y leyendo un periódico. ¡Ayyyy, qué dura debe de ser la vida de los ricos!



Otra foto más, con una de las fuentes que más me gustaron al fondo:

Una vez fuera del Tettuccio hicimos una foto de la entrada. Como se puede apreciar, parece un palacete:

Tras comer en el hotel de Juli y Patrizio nos volvimos a poner en marcha. Por primera vez conduje en Italia, puesto que Juli nos dejó su coche para ir a visitar Vinci, la ciudad ligada al gran Leonardo. Tras perdernos un poco conseguimos llegar con tiempo de aparcar el coche y meternos por las callecitas más auténticas de esta bonita villa:

Visitamos el Museo de Leonardo, en el que se encuentran representaciones de muchas de las máquinas que ideó. A la salida, en una terraza con preciosas vistas de los alrededores, hay una estatua en homenaje a Leonardo, pues muestra al "Hombre de Vitruvio" que él dibujó. Nos hicimos una bonita foto imitándolo:


Nuestra siguiente parada era Anchiano, que es el pueblecito cercano a Vinci donde está la casa en la que nació Leonardo. No tiene mucho de interés, pero nosotros queríamos ir allí para encontrar nuestras firmas en los libros de visita, puesto qua cada año que hemos estado en la zona hemos seguido el mismo ritual de firmar. No encontramos las del 2007, pero sí las del 2004, cuando María fue con su familia. Por supuesto, dejamos escrito para la próxima vez que retornemos a Anchiano:

El día estaba llegando a su fin, así que nos hicimos un par de fotos más en la puerta de la casa de Leonardo y nos volvimos a Montecatini:


Eso sí, antes de llegar nos perdimos de nuevo, esta vez en Monsummano. Al menos, el día mereció la pena, puesto que fue una jornada de relax y también visitamos lugares bonitos.

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