Free counter and web stats


Pongamos que hablo de... Jaén

El domingo nos levantamos bastante pronto. Después de un copioso desayuno, abandonamos nuestro hotel y pusimos rumbo a Jaén. Nos esperaba un día cultural y deportivo, ya os contaremos por qué.

Lo primero que visitamos fue la iglesia de la Magdalena, sintiendo sobre nuestra piel las primeras gotas de lluvia del día.

Desde allí nos fuimos hacia la Avenida de Andalucía, donde comenzaba ese día la primera etapa de la Vuelta Ciclista a Andalucía. Gracias a Juan Mari Guajardo (para quien no lo sepa, el speaker de la Vuelta) conseguimos un par de acreditaciones que nos serían muy útiles más adelante.

En el control de firmas pudimos ver muy de cerca a grandes corredores como Oscar Freire...

...o Damiano Cunego

Aunque también tuvimos una sorpresilla. Allí mismo nos encontramos a Ainara, una chica del foro de ciclismo en el que nos conocimos Julián y yo. Como estaba sola, se vino con nosotros a hacer un poco de turismo por el centro de Jaén.

Así que nos dirigimos a la zona de la catedral para ver el precioso monumento.


Una vez visitada por dentro (aunque no muy bien vista porque había misa), nos acercamos a la iglesia de San Ildefonso, una de las más bonitas de la ciudad.

Nada más ver la iglesia buscamos un lugar donde comer. El elegido fue el "Monasterio", en el barrio de San Ildefonso.

Nada más comer nos dirigimos a La Guardia de Jaén, pueblecito cercano donde terminaba la carrera. Gracias a que Ainara venía con nosotros pusimos en el coche el cartel de "Prensa" y pudimos subir hasta la meta.

Allí nos cayó el diluvio universal, pero mereció la pena por ver el bonito final con esas durísimas rampas.

Una vez terminada la etapa, empapados y embarrados hasta las rodillas, nos despedimos de Ainara y volvimos a Jaén
Mientras bajábamos la ladera, un precioso arco iris nos acompañaba.


Al llegar a Jaén, dejamos el coche cerca de la estación de autobuses y nos dirigimos a la plaza de las Batallas, donde se encuentra el monumento conmemorativo de las batallas de Bailén y las Navas de Tolosa.

Desde la plaza nos dirigimos al Palacio de Villalompardo, donde se encuentran los baños árabes. No pudimos visitarlo porque estaba cerrado, pero su fachada nos dejó bonitas instantáneas.


Muy cerca del palacio encontramos la iglesia de San Juan, también cerrada. Mal día elegimos para visitar Jaén...


Paseando por la calle Martínez de Molina llegamos hasta el Arco de San Lorenzo.

Y desde allí volvimos a la catedral, para ver si podíamos visitarla con un poco más de tranquilidad. A mí me recordó bastante a la de Toledo, sobre todo la sensación que da al entrar, que con el trascoro no se puede apreciar el tamaño y la estructura del templo. Y sobre todo, lo que me encantó fue el techo, como casi siempre.


Una vez visitada la catedral nos dirigimos de nuevo a la iglesia de San Ildefonso, para visitarla por dentro, ya que por la mañana había misa y no habíamos podido entrar.

Desde allí nos dirigimos al castillo de Santa Catalina, donde se encuentra el Parador de Turismo. Es una estructura muy bien conservada, al menos lo que pudimos ver desde fuera porque, para variar, estaba cerrado.

Al lado del castillo hay un mirador con preciosas vistas, coronado por una gran cruz de piedra.

Cuando comienza a caer la noche y se empiezan a iluminar los monumentos, se puede disfrutar de unas vistas espectaculares.


Mientras estábamos contemplando la panorámica se levantó un viento helado y muy fuerte que hacía desagradable el estar allí, así que volvimos hacia el coche, pasando de nuevo por el castillo.


Y desde allí vuelta a casa. Tras cuatro largas horas de viaje llegamos a Madrid con un montón de fotos, recuerdos, ganas de volver a viajar y, por supuesto, ganas de contar nuestras andanzas a todos nuestros lectores.

Nos vamos... por los cerros de Úbeda

Decía Joaquín Sabina en un concierto: "yo nací en un pueblo que se llama Úbeda, tan bonito que le llaman la Salamanca andaluza". Con esa breve descripción os podéis hacer una idea de lo que encontraríamos en la bella ciudad jienense. Desde Baeza nos fuimos a Úbeda, donde llegamos casi a las 2 de la tarde. Dejamos el coche a las afueras y nos fuimos caminando hacia el centro.

Lo primero que nos encontramos fue la Sacra Capilla del Salvador, que visitamos. Fue mandada construir por Francisco de los Cobos (secretario de Estado de Carlos V y consejero de Felipe II) y aunque fue diseñado por Diego de Siloé (arquitecto de la Catedral de Granada), fue Andrés de Vandelvira quien la dotó de la portada actual (plateresca) y del impresionante arco de entrada a la sacristía. El retablo existente, aunque en parte reconstruido (era un original de Berruguete que sufrió numerosos daños en la Guerra Civil), también es muy interesante.

Al lado de la iglesia se encuentra el Parador de Turismo y, a pocos metros de allí, la palza Vázquez de Molina, una de las más interesantes de la ciudad.

En ella se encuentra la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, que fue edificada sobre los restos de la mezquita mayor, tras la conquista de la ciudad en 1233 por Fernando III el Santo, para celebrar la victoria y consagrar la mezquita en iglesia católica.


Justo enfrente de la iglesia podemos encontrar el Palacio Vázquez de Molina, más conocido como Palacio de las Cadenas. Está custodiado por dos leones de piedra, con los cuales no dudó en posar Julián.

El palacio, obra también de Andrés de Vandelvira, es el actual Ayuntamiento de la ciudad.

En esta misma plaza, llena de monumentos, encontramos la Cárcel del Obispo, que se utilizaba exclusivamente para penas canónicas. Hoy en día es la sede de los juzgados de la ciudad.

Desde allí fuimos paseando hasta la iglesia de San Pablo, una de las más antiguas de la ciudad. Se cree que su origen es de tiempos de los visigodos.

Se acercaba la hora de comer y callejeamos por el centro en busca de un sitio para tomar unas raciones, que tanto le gustan a Julián. Pasear por Úbeda es descubrir en cada rincón una casa o palacete con encanto, tanto en sus fachadas como en sus portales. A nosotros nos gustó éste entre otros.



Callejeando llegamos a la Iglesia de la Trinidad, que no pudimos visitar por dentro porque estaba cerrada.


En muchas de las calles de Úbeda había unos curiosos guardianes que impedían que los coches penetrasen en la zona de aceras.


Siguiendo nuestro paseo encontramos la Torre Octogonal. No hace falta explicar el origen del nombre, ¿verdad?


Muchas de las calles de Úbeda nos recordaron a las de Toledo: estrechas, empinadas, empedradas...


En una de aquellas calles encontramos la Casa Mudéjar, hoy Museo Arqueológico de la ciudad.


Una vez vista la casa, volvimos a la iglesia de San Pablo, que esta vez sí que visitamos por dentro.


En esta iglesia fue donde salió la vena ciclística de Julián, que decidió posar con este estandarte, parecido a las banderas de Flandes que se pueden ver en las clásicas de primavera.


Al salir a la plaza donde se encuentra la iglesia, el sol brillaba con toda su fierza. Y no hay nada mejor que el calor del sol andaluz para que a uno le entren ganas de demostrar su amor...


Acabado el momento romántico, decidimos fijarnos en la fachada de la iglesia.





Una vez vista la plaza, volvimos a otra plaza, la de Vázquez de Molina. Una vez allí, entramos a ver el Parador, situado en el Palacio del Deán Ortega.


Y bordeando la ciudad llegamos a la Casa de las Torres, llamada así por las dos torres que flanquean el edificio.







Paseando por aquellas callejuelas, Julián decía que le recordaban a las calles por las que se movía el famoso Capitán Alatriste...



Después del paseo por estas calles, cogimos el coche para dirigirnos al Hospital de Santiago, al que llaman "El Escorial Andaluz", hoy convertido en centro cultural.




Lo mandó construir Don Diego de los Cobos, obispo de Jaén, como hospital para pobres enfermos, al mismo tiempo que iglesia-panteón y palacio.


Proyectado por Pedro de Vandelvira y continuado por su hijo Andrés, está considerado como una de las mejores obras de estos arquitectos y una de las grandes obras del renacimiento civil en España.



Destaca del edificio su gran patio central, que da luz a todas las estancias.




Pero si hay algo realmente destacable de esta magnífica obra de Vandelvira, eso es su cúpula.

Una vez vista ésta, volvimos a Baeza para cenar unas tapas y acostarnos pronto, pues aún nos quedaba otro duro día por delante...

Vámonos pa'l sur...

Esta frase de Joaquín Sabina os dará una pista sobre el contenido de este post. En efecto, el pasado fin de semana realizamos nuestro primer viaje de 2010. No hacíamos ningún viajecito desde agosto, cuando fuimos a Italia y Torremolinos. Ningún viaje, queremos decir, que nos llevase más de un día y nos obligase a pernoctar fuera de casa.
El viernes tenía la tarde libre, así que al salir de trabajar me encaminé hacia el trabajo de Julián, desde donde partimos hacia... ¿hacia dónde? pues tendréis que esperar un poquito más para saberlo.
Cogimos el coche y, tras casi cuatro horitas de viaje, llegamos al fin al que Machado describiría como "un pueblo húmedo y frío, destartalado y sombrío, entre andaluz y manchego". En efecto, Baeza era la primera de las localidades que visitaríamos en este bonito fin de semana.

Llegamos por la noche y, tras dejar las cosas en el hotel, salimos a buscar un sitio para cenar y a dar un paseito nocturno como primer acercamiento a la ciudad que veríamos al día siguiente. La experiencia no estuvo mal. Cenamos en el restaurante "La Almazara", en plan de tapitas, y la verdad es que salimos muy contentos. Esa cenita y el paseo pusieron el broche de oro a un duro día de trabajo y viaje.
A la mañana siguiente nos levantamos bastante pronto. Tras un estupendo desayuno en el hotel, salimos a la calle para explorar la ciudad de Baeza. Por lo que habíamos podido intuir por la noche, había bastantes cosillas para ver, pero queríamos descubrir uno por uno cada rincón de la población.
La verdad es que el hotel estaba muy bien situado y teníamos los principales monumentos bastante cerca. Lo primero que vimos fue la Puerta de Úbeda. Se trata de uno de los pocos restos de las antiguas murallas de la ciudad, mandadas destruir por Isabel la Católica para atajar las confrontaciones de la nobleza de Baeza: unos partidarios de Enrique IV y otros de Isabel I.
Desde allí nos dirigimos a la iglesia de la Santa Cruz, que no pudimos visitar porque estaba cerrada.

Después de callejear un poco volvimos a la zona de la Universidad, que fue nuestro siguiente destino.




Su construcción se debe al Doctor Rodrigo López, que obtuvo la bula fundacional del Papa Paulo III en el año 1538. Quedó clausurada como universidad por Real Decreto en el año 1824 en el que se convierte en Colegio de Humanidades. De 1875 hasta 1979 en Instituto de Bachillerato. Aquí se encuentra el aula donde Machado dio clase de gramática francesa entre los años 1912 y 1919.





Otra sala emblemática, como en cualquier universidad que se precie, es el Paraninfo.



Aunque no había ningun acto, yo no perdí la oportunidad de sentirme como un miembro importante del rectorado.


Pero sin duda, lo que más llama la atención del visitante es el patio de la universidad y, dentro de él, la escalera es uno de los puntos clave.




Desde allí nos dirigimos a la plaza del Pópulo que es, junto con la de Santa María, el principal núcleo monumental de la ciudad. Una de las curiosidades de la plaza es que une dos arcos de estilos distintos, que se encuentran totalmente pegados. Se trata de el Arco de Villalar (a la izquierda) y la Puerta de Jaén (a la derecha).


El primero fue erigido el año 1521 en conmemoración de la victoria del emperador Carlos sobre las Comunidades de Castilla. Nunca se ha usado como puerta, ha sido un elemento conmemorativo. Sin embargo, la Puerta de Jaén pertenece al antiguo recinto amurallado era la entrada a la plaza del Pópulo.


Al lado del Arco de Villalar se encuentra el Palacio del Pópulo. Antigua Audiencia Civil y Escribanías cuenta con una magnífica fachada plateresca del siglo siglo XVI. Hoy está dedicado a Oficina de Turismo.


En otro de los laterales de la plaza se encuentra La Antigua Carnicería y Escribanías. Edificio renacentista de mediados del siglo XVI, con galería en la parte superior en la que luce un magnífico escudo del Emperador Carlos I, fue hasta hace unos 35 años el matadero de la ciudad.







Y en medio de la plaza, la fuente de los leones, de la que desde muy antiguo se dice que procede de la ciudad iberorromana de Cástulo y que está coronada con una estatua femenina de Imilce, esposa de Aníbal.



Dejamos la plaza del Pópulo y nos dirigimos hacia la plaza de la Constitución, deteniéndonos unos instantes para contemplar el Balcón del Concejo, situado en la gran plaza porticada del Mercado Viejo, que es desde el siglo XVI el centro neurálgico de la ciudad, conservando aún los nombres de las antiguas agrupaciones gremiales que la ocuparon en sus diversos tramos. En ella se celebraban las fiestas de toros, cañas, fuegos, etc..., que eran contempladas por los notables desde el balcón anteriormente citado, edificio barroco de principios del siglo XVIII.

Callejeando un poco más llegamos al Ayuntamiento, que se encontraba en obras. Edificio del siglo XVI, antigua Casa de Cárcel y Justicia. Está considerado como una de las muestras más valiosas del plateresco andaluz. La fachada, declarada Monumento Nacional en 1917, muestra a ambos lados del balcón central los escudos de Baeza, Felipe II y el corregidor.





Desde allí vamos a la Plaza de España, no sin antes detenernos en cada uno de los rincones de esta bella ciudad. En la plaza encontramos la Torre de los Aliatares, uno de los escasos restos de la Baeza musulmana.

Subiendo por la calle de San Pablo nos encontramos a un personaje del que hemos hablado en este post. Se trata de Antonio Machado, inmortalizado en esta popular calle de Baeza que le rinde homenaje.



En esta misma calle encontramos varios palacios de familias adineradas de la ciudad, además de la iglesia de San Pablo, que tampoco pudimos ver por encontrarse cerrada.


Así que con ésto dimos por finalizada nuestra visita a Baeza. Fuimos al hotel para coger el coche y dirigirnos a nuestro siguiente destino. Pero para saber más tendréis que esperar a nuestro siguiente post...


Al lado del palacio se encuentra la Plaza de Santa María, donde se encuentra la catedral de Baeza. Con la conquista cristiana sobre la antigua mezquita aljama se levantó un templo en estilo gótico, en la segunda mitad del siglo XVI se restaura en estilo renacentista, al que pertenece su fachada principal y es el que predomina en lo que actualmente se puede contemplar.Justo enfrente se encuentra el Palacio de Jabalquinto, edificio del siglo XV y emblema de la ciudad. Es, sin lugar a dudas, la edificación del estilo Reyes Católicos más característica de toda la provincia. Lo mandó construir don Juan Alfonso de Benavides, pariente del rey Fernando el Católico.


Sin embargo, queda de su construcción original la Puerta de la Luna de estilo gótico mudéjar, siglo XIII, sobre ella descansa un hermoso rosetón del siglo XIV y la Puerta del Perdón del siglo XV y estilo gótico.




En medio de la plaza se encuentra la fuente de Santa María. Esta fuente se construyó en 1564 para conmemorar la traída de aguas a la ciudad. Construida a modo de arco de triunfo destaca por su gran originalidad. En la parte superior están labradas las armas de Felipe II.