Free counter and web stats


Cartagena, Puerto de Culturas

Este año hemos decidido, por varios motivos, no salir de España durante las vacaciones de verano. El destino elegido ha sido Murcia, mi tierra natal. Nuestro campamento base ha estado, durante 9 días, en La Manga del Mar Menor, donde viví desde que nací hasta un año y medio más tarde.
El plan durante estos días ha sido playa, playa y playa. Así que nos saltaremos esa parte (que todos conocéis) y vamos a contaros nuestra visita a la ciudad de Cartagena, situada a pocos kilómetros de La Manga.
"Cartagena Puerto de Culturas" es el nombre que el ayuntamiento de la ciudad le ha dado al plan de fomento del turismo que agrupa en grandes grupos temáticos los diferentes monumentos de la ciudad, para hacer la visita más accesible al viajero.
Nosotros, como sólo íbamos a pasar un día, elegimos la ruta arquológica, que era la que nos parecía más interesante.
Pero antes de empezar a explicar el recorrido que seguimos, vamos a situar la ciudad en la historia.

Existe constancia de asentamientos prehistóricos en todo el término municipal de Cartagena. Por toda la costa son también numerosos los restos arqueológicos, como los de un poblado ibérico o pecios de barcos fenicios que documentan una intensa actividad industrial y comercial por toda la zona de la Sierra Minera.

Por lo que respecta al asentamiento urbano de la ciudad de Cartagena, las referencias más antiguas podrían corresponder a la ciudad de Mastia, un poblamiento ibero o tartésico del cual se tienen noticias desde el siglo IV antes de Cristo, y que tradicionalmente se ha asociado a la ciudad de Cartagena.

Pero la primera constancia cierta de poblamiento en la ciudad corresponde al año 227 a. C., en el que general cartaginés Asdrúbal el Bello funda la ciudad de Qart Hadasht (Ciudad Nueva), tras derrotar al íbero Orisón, asegurándose así el control de los ricos yacimientos minerales del Sureste.

Qart Hadasht se convertiría la principal base del reino cartaginés fundado por Aníbal en España, y de esta ciudad partió con sus elefantes en la célebre expedición a Italia, que le llevaría a cruzar los Alpes, al comenzar la Segunda Guerra Púnica en el año 218 a. C.

El general romano Escipión tomó Cartagena en el año 209 a. C., siendo posesión romana desde entonces con el nombre de Carthago Nova, y una de las ciudades romanas más importantes de Hispania. En el 44 a. C., Carthago Nova fue la tercera ciudad en Hispania, tras Tarraco y Corduba, en ser elevada a rango de Colonia romana con el nombre de Colonia Vrbx Iulia Nova Carthago, constituida por ciudadanos de derecho romano. En este proceso de romanización, el emperador Augusto la reurbanizó dotándola de un gran foro y un monumental teatro romano. Durante el gobierno de Tiberio, se creó el conventus iuridicus carthaginensis con capital en la ciudad, dentro de la provincia tarraconense.

En el año 298, el emperador Diocleciano dividió la tarraconense en tres provincias, constituyendo la provincia romana Carthaginensis y estableciendo la capital en la ciudad de Cartagena.

Hacia el 425, la ciudad fue saqueada por los vándalos antes de pasar éstos a África. La ciudad debió reponerse del ataque vándalo de alguna manera, pues en 461, el emperador Mayoriano reunió en la ciudad una flota de 45 barcos con la intención de invadir y recuperar para el imperio el reino vándalo del norte de África. La batalla de Cartagena se saldó con una gran derrota de la armada romana, que fue totalmente destruida.
Una vez puestos en antecedentes, comenzamos el relato de nuestro recorrido. Nada más llegar, dejamos el coche al lado del campus "Muralla del Mar" y nos dirigimos al centro de interpretación de la muralla púnica, la primera que se construyó en la ciudad.

La ciudad se ubicaba sobre una península, en medio de una bahía, y contaba con cinco colinas, dos de las cuales se situaban a la entrada del istmo, por lo que presentaba una situación inmejorable para la defensa militar.

Los restos que hoy se pueden contemplar de la muralla púnica son justamente los del lienzo de muralla, que se extendía justo a la entrada del istmo.

El centro de interpretación está muy bien ideado, ya que lo primero que hicimos al entrar fue ver una proyección que explica los principales momentos de la historia de la ciudad. A continuación se pueden ver varios paneles explicativos que refuerzan las explicaciones del video. Y bajando unas escaleras se accede directamente los restos de la muralla que, construida con piedra arenisca y siguiendo modelos heleníticos, aún conserva una altura de más de tres metros en algunos de sus tramos.

También el este recinto se pueden visitar los restos de la cripta de la ermita de San José, en la que se pueden ver pinturas y nichos, la mayoría de ellos con restos óseos.


Siguiendo por la misma calle donde se encuentra el centro de interpretación de la muralla, encontramos la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, situada en una plazoleta con palmeras que nos gustó bastante.


Caminando un poco más llegamos al "Decumano Maximo". Datado entre los siglos V y I d.C. y descubierto en 1968, alberga un conjunto arquitectónico que comprende una calzada de la época romana, vía principal de la antigua Carthago Nova que unía el foro con la zona portuaria (es decir, que recorría la ciudad de este a oeste), y donde se situaban los diferentes comercios o tiendas así como las termas.



En el mismo recinto (ahora cerrado para proteger los restos) se encuentran las ruinas de unas termas de la misma época.
Tras un agradable paseo llegamos al puerto. En una explanada entre el mar y el ayuntamiento de la ciudad pudimos contemplar la escultura de Víctor Ochoa titulada "El Zulo". Esta obra, inaugurada el abril de 2009, es el homenaje que la ciudad de Cartagena quiere rendir a las víctimas del terrorismo. Aunque, más allá de su significado, la estatua es imponente en sí misma.


Muy cerca de este gigante de bronce, encontramos el "Monumento al soldado de reemplazo", que recuerda aquellos años en que las calles de Cartagena se llenaban cada dos meses de cientos de marineros que, desde todos los puntos de la geografía española, iban a hacer la "mili" a esta ciudad.
Julián, que se "escapó" de eso de hacer la "mili", se fotografió con el que podría haber sido su compañero en más de una batalla.


Desde aquí nos dirigimos al Museo del Teatro Romano, cuya entrada estaba situada a escasos metros de donde nos encontrábamos.

Este museo es obra del arquitecto Rafael Moneo, y fue inaugurado en julio de 2008.Todo él está dedicado al proyecto de excavación, restauración y puesta en valor del Teatro romano de Cartagena.

El museo está dividido en varias salas, cada una de ellas dedicada a un tema diferente, pero todos ellos relacionados con el edificio del teatro.

Tras ver una proyección sobre la vida romana en Carthago Nova y la construcción de sus principales edificios, nos dispusimos a recorrer el museo. La primera "sala" se encuentra en el pasillo. Aquí se inicia un recorrido cronológico inverso a través de la historia de la zona donde se asientan los restos del teatro romano. Comenzando por el barrio de pescadores del siglo XVIII, el recorrido nos va trasportando atrás en el tiempo pasando por el arrabal viejo, la medina musulmana, el barrio bizantino, el mercado de finales del siglo V y, finalmente, el teatro romano del siglo I.

Todo el recorrido a través del tiempo queda ilustrado mediante la exposición de diversos objetos recuperados de cada época.


La siguiente sala está dedicada a la construcción del teatro romano de Cartagena en el siglo I. En ella encontramos diversas piezas originales recuperadas de los restos del teatro que nos permiten entender cómo estaba configurada la arquitectura del edificio.
Preside la sala una gran escultura de Augusto togado (patrocinador de las obras de urbanización de la ciudad de Carthago Nova) , procedente de la Curia de Cartagena. Podemos encontras,además, una amplia colección de fustes y capiteles.


La tercera sala nos muestra las funciones que tenía el teatro romano, aparte de la lúdica. Así, se nos muestra cómo el edificio teatral era un lugar utilizado para la propaganda política y religiosa de César Augusto, representado en este caso por dos jóvenes príncipes, Cayo y Lucio, que eran nietos suyos y muy probablemente participaron en la financiación del teatro y en la elección de su ornamentación.

En esta sala destacan los dos grandes dinteles de los nietos de Augusto, Lucio y Cayo César, patronos del teatro.

También se pueden admirar en esta sala las tres aras (altares) dedicadas a la Tríada Capitolina, realizadas en talleres imperiales de Roma.

Parece que los romanos, al igual que los etruscos y los griegos, tenían tendencia a reunir a los dioses en grupos de tres (de ahí la palabra "tríada"). La tríada más conocida era la que tenía su templo en el Capitolio, por lo que se la conocería como Tríada Capitolina. Estaba formada por Júpiter, Juno y Minerva.

Júpiter (el equivalente al Zeus griego) era el padre de los dioses, señor de la luz y el rayo, y el todopoderoso. Era el dios patrón del estado romano, encargado de las leyes y del orden social.Júpiter era retratado como un dios sabio y justo (pero con un gran temperamento), que reinaba sobre la tierra y el cielo. Se le representaba con un águila.
Juno (equivalente a la Hera griega) era hermana y esposa de Júpiter. Se le consideraba la diosa protectora de la parte femenina del mundo, de la mujer y del matrimonio, así como reina de los dioses. En la cultura romana era representada con un pavo real.


Minerva (la Atenea griega) era hija de Júpiter y diosa de la inteligencia, la sabiduría, las artes, las técnicas de la guerra, además de la protectora de Roma y la patrona de los artesanos. Se representaba a esta diosa con una lechuza.

Tras esta sala se sitúa el corredor arqueológico que, situado bajo la antigua catedral de Cartagena (iglesia de Santa María la Vieja), conecta el museo con el teatro. En su recorrido se pueden observar restos arqueológicos aparecidos durante las excavaciones, como una cripta de finales del siglo XIX en la que se conserva un mosaico romano, y restos de una vivienda romana y de un edificio religioso medieval.

Y después de este recorrido llegamos por fin al teatro, la última “gran sala” del museo.
En 1988, de forma accidental, se descubrieron los restos del teatro romano de Carthago Nova, un edificio del que no se tenía ninguna constancia histórica ni arqueológica. El hallazgo del Teatro romano de Cartagena es una prueba fehaciente más que viene a respaldar algo que ya se conocía gracias a otros hallazgos arqueológicos como el Anfiteatro romano de Cartagena, la gran importancia que la ciudad de Cartagena desempeñó en la antigua Hispania, en tiempos del imperio romano.
El motivo por el que no se tenía constancia de la existencia del teatro y que su existencia haya pasado inadvertida durante siglos es que el emplazamiento donde se encuentra el teatro Romano es uno de los pocos lugares de la ciudad de Cartagena donde la actividad humana ha estado presente de manera constante a lo largo de la historia, con lo cual, se fueron construyendo sobre los restos del teatro diversas edificaciones a lo largo del tiempo hasta ocultarlo totalmente. Un ejemplo de esto sería la catedral vieja de Cartagena, que se encuentra superpuesta en parte sobre el teatro.
El templo, que parece ser que fue construido a mediados del siglo XIII, permanece en ruinas desde 1939, cuando sufrió los bombardeos efectuados sobre la ciudad en la Guerra Civil española por las tropas sublevadas del bando franquista.

Recorrimos los pasillos del graderío y las escaleras radiales, que permiten bajar al espacio de la “orchestra” y del escenario. A mí me gustó mucho, pero el que más disfrutó fue Julián, que, igual que el año pasado en Roma, se imaginaba allí, entre senadores y patricios, disfrutando de una comedia sentado en aquel graderío.


En la construcción del teatro se emplearon materiales y técnicas locales junto a elementos decorativos importados directamente de talleres imperiales y realizados en mármoles de alta calidad procedentes de Carrara o Grecia. Pero lo que más llamó nuestra atención fue la utilización de piezas procedentes de otros edificios, como pudimos comprobar al acercarnos a los muros del teatro, construidos, entre otros materiales, con restos de columnas y capiteles reutilizados.

Al salir del teatro fuimos a comer a un restaurante italiano (después de tanto resto romano era lo que más pegaba, ¿no?) y al salir nos dirigimos a la zona del ayuntamiento, uno de los principales edificios modernistas de la ciudad de Cartagena, obra del arquitecto vallisoletano Tomás Rico Valarino. Este edificio se empezó a construir en 1900 sobre la antigua casa consistorial, de estilo herreriano del siglo XVI, que se había quedado pequeña. El actual palacio consistorial se terminó de construir en 1907.

El edificio, de planta triangular, está compuesto por tres fachadas distintas, realizadas en mármol blanco con cúpulas de zinc.



Como hacía mucho calor, buscamos algún sitio para descansar y reponer fuerzas. Como no había bancos libres por la zona, tuvimos que compartirlo con un soldado que parecía estar tan cansado como nosotros.



Una vez recuperados, dimos una vuelta por el paseo marítimo. En el lateral interior de este paseo se puede ver la muralla más moderna de Cartagena, mandada edificar en 1766 por el rey Carlos III, para salvar el estado de indefensión en que se encontraba un enclave militar tan importante, capital del departamento marítimo del Mediterráneo.

La muralla, aunque no se conserva en su totalidad, sigue resistiendo los ataques de algunos "bárbaros" de la época actual.


Y al otro lado del paseo, muy cerca del mar, encontramos este simpático buzo que nos llamó la atención.


Muy cerca de este buzo se encuentra expuesto el submarino de Peral. Original del primer submarino inventado por el cartagenero lsaac Peral, que concibió el proyecto en 1884. Su construcción se realizó en Cádiz y fue botado en 1888.

Durante cuarenta años, el submarino de Peral fue carne de desguace en el gaditano Arsenal de la Carraca, hasta que en 1929, el almirante Mateo García de los Reyes, primer comandante del arma submarina española, logró recuperar el casco y remolcarlo a Cartagena.

El 1 de diciembre de 1965, a petición del Ayuntamiento de Cartagena, pasó a constituirse en monumento popular, que en la actualidad se encuentra en el puerto de Cartagena.



Después de admirar el submarino, dimos un paseo por el puerto para ver los barcos. Todos eran bastante modernos, a excepción de éste, que fue el que más nos gustó por parecer antiguo.

Alejándonos del mar, nos dirigimos al ascensor panorámico para subir a la parte alta de la ciudad. Este ascensor salva el desnivel de 45 metros que se creó en 1878, cuando se hizo un tajo en el cerro para abrir la calle Gisbert.
A pesar de mi vértigo, conseguí subir hasta lo más alto para llegar a la zona del castillo.
En la parte alta de la colina se puede disfrutar de unas magníficas vistas de la ciudad. Uno de los monumentos que mejor se ven es el anfiteatro romano.
Según las excavaciones, parece que sobre un primitivo anfiteatro de época republicana, en tiempos de la dinastía Flavia se construyó el actual. Parte del anfiteatro se construyó sobre la roca aprovechando el desnivel del cerro de la Concepción. Otra parte del edificio se alzó sobre bóvedas y contrafuertes. Tenía forma elíptica y se calcula que tendría una capacidad para 10000 - 11000 espectadores.
A diferencia del teatro romano, cuya existencia se ignoraba por completo hasta el siglo XX, las ruinas del anfiteatro fueron siempre visibles en la ciudad.
En 1854 se levantó sobre el graderío del anfiteatro la actual plaza de toros de Cartagena, que aprovechó la estructura del edificio romano para apoyar sus cimientos sobre él. La plaza de toros, actualmente en desuso, lleva el nombre de José Ortega Cano, cartagenero ilustre.

En la actualidad el yacimiento está siendo sometido a un gran proyecto de excavación y restauración que respetará ambas estructuras (plaza de toros y anfiteatro).

Nos adentramos ya en el recinto en el que se encuentra el castillo de la Concepción, no sin antes dar una vuelta por los jardines que lo rodean. En un rinconcito del parque encontramos un seto podado de forma que se ve escrito "Qart-Hadast", el nombre púnico de Cartagena. En esta zona encontramos un par de pavos (o mejor dicho, pavas) reales.
Por cierto... ¿alguien recuerda qué diosa romana se representaba con un pavo real? Los que a estas alturas del post recordéis que era Juno, os merecéis tres premios: uno por prestar atención a lo que leéis, otro por tener buena memoria y el más importante, por tener la paciencia de seguir leyendo después de tanto rato. Mil gracias a los que lo hagáis.
Después de este momento "saber y ganar", seguimos con nuestro paseo. La verdad es que se estaba muy bien en este parque, ya que iba cayendo el sol y dejaba de hacer ese calor tan sofocante que nos había acompañado durante todo el día.
Nos sentamos un rato en un banquito y aprovechamos para refrescarnos (había una fuente al lado del banco) mientras contemplábamos la torre linterna que teníamos enfrente.
Seguíamos aproximándonos a la entrada del castillo, no sin antes hacer varias paradas para fotografiar los elementos que llamaban nuestra atención. Una de mis fotos preferidas es la de estas bonitas flores.


Otro sitio que nos gustó bastante fue este paseo con la columnata a un lado. Además tuvimos la suerte de tenerlo para nosotros solos, con lo que lo disfrutamos aún más, si cabe.


Y por fin llegamos a castillo de la Concepción. La cumbre de la colina donde se sitúa hoy el castillo (la más alta de las cinco que componían la ciudad) fue ocupada por un castro ibérico en el siglo VI antes de Cristo, cuando la población levantada en sus laderas era capital de los mastienos, llamada Mastia.

Después, la cumbre de esta colina albergó una fortaleza púnica, cuando Asdrúbal engrandeció el poblamiento haciéndolo capital de Iberia, llamada Qart-Hadast.

Los primeros datos de la existencia del castillo se remontan a época hispano- musulmana, aunque el que conocemos hoy fue construido durante el reinado de Enrique III "el Doliente" (siglo XIV).


Al salir del castillo volvimos al ascensor panorámico para volver a bajar a la calle e ir en busca del coche para volver a La Manga. Fue un día muy completo y muy educativo. Al salir de Cartagena íbamos hablando de qué ciudad visitaríamos en nuestro siguiente viaje a Murcia (parece que Lorca tiene bastantes posibilidades).
De momento nos quedamos con el recuerdo de este bonito día. Esperamos que os haya gustado Cartagena tanto como a nosotros.
Dentro del castillo se pueden visitar varias salas en las que se explica la evolución de la ciudad desde la época de Asdrúbal hasta nuestros días. También hay salas con videos, juegos interactivos, y algunos objetos encontrados en el castillo y sus alrededores.



Para su construcción se aprovecharon restos de construcciones romanas, como pilastras, columnas y lápidas, que todavía hoy podemos observar.




En este cerro existen también unas galerías excavadas en la roca, que servían como refugios antiaéreos con capacidad para unas 5500 personas, y que quedaron sin acabar por el final de la guerra. Estos refugios fueron construidos porque la ciudad fue duramente castigada por los bombardeos al ser Base Naval de gran parte de la flota republicana. Todavía hoy se pueden visitar.