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Bajo el sol de la Toscana (IV): Collodi

El sábado también nos lo tomamos de relax, pero sin perder el tiempo. Por la mañana fuimos con el coche de mi tía a recoger a mi primo Roberto a su casa, puesto que él nos acompañaría en esta pequeña excursión. El pueblo de destino era Collodi, donde residió el periodista y escritor Carlo Lorenzini, autor del cuento de Pinocho (aunque se le conoce más por su pseudónimo, Carlo Collodi, que hace referencia al pueblo natal de su madre). Pero nuestro interés no residía en el pueblo en sí, sino en el Parque de Pinocho.

Este parque, abierto en 1956, es una mezcla de arte y naturaleza, un pequeño bosque con un sinuoso recorrido durante el cual se van descubriendo los distintos capítulos del cuento y a sus protagonistas. Además, hay una zona de juegos y talleres para los más pequeños, todos relacionados con Pinocho y el mundo de las marionetas.

Aunque yo ya había estado otras 2 veces (y Roberto otras tantas), he de decir que cada vez que visitas este parque descubres algo nuevo que te sorprende. En esta ocasión, además, habían introducido nuevos juegos y atracciones que no conocía.

Nada más entrar encontramos un ajedrez gigante, al que Julián miraba con ojos golosones. Pero a pesar de eso, procedimos a adentrarnos en lo que es el parque temático en sí.

Y más tarde, el gato y el zorro nos intentaron convencer de que no fuésemos al cole. Tampoco les costó mucho, porque era verano y estábamos de vacaciones.


A estos mismos personajes nos los encontramos pocos metros después, esta vez camuflados bajo unos sacos para que nadie les reconociera, pues se trataba de unos asesinos. Pero mis chicos, muy valientes, se atrevieron a plantarles cara y hasta a burlarse de ellos.


Y llegamos hasta donde se encontraba el personaje favorito de Rober, la serpiente. Para nosotros era ya una vieja conocida, pero aún así, cada vez que vamos toca hacer la misma foto.


Como también es foto obligada la de los conejos portando un ataud a un entierro. Hacer la gracia en esta escultura tiene su precio, pues al estar al sol alcanza una temperatura altísima. Mi espalda se estuvo resintiendo un buen rato...

El cangrejo es otro de los personajes que sólo aparecen en el cuento original. Pero para comerse a este hacen falta unas cuantas bocas, ¿no os parece?


En un claro del bosque nos encontramos a un simpático burro que se empeñó en hacerse una foto con nosotros...


Y por fin llegamos a mi rincón favorito del parque, donde se encuentra la ballena.

Nos metimos dentro de la boca y encontramos al pobre Gepetto esperando a que Pinocho fuese a rescatarle. Como el chico no llegaba, nos subimos a la parte de arriba de la ballena para ver si desde allí podíamos avisarle para que viniese.

Después de vivir unas cuantas aventuras (laberinto incluido), conseguimos encontrar al muñeco, que no parecía muy preocupado por rescatar a su padre.

Seguimos nuestro camino hasta dar con la cueva donde los piratas habían escondido su tesoro. Ya se sabe que la avaricia rompe el saco. Por eso mis dos chicos se quedaron atrapados en la cueva mientras intentaban hacerse con el botín.

Finalmente pudieron escapar y logramos salir del parque, no sin antes pasar por la zona de juegos infantiles, donde Roberto estuvo trepando un rato.

Y después del ejercicio físico, qué mejor que un reto mental. Julián enseñó a Roberto a jugar al ajedrez y se echaron una emocionante partida que ganó el peque (con un poco de ayuda de su contrincante, eso sí).

Justo en la puerta de salida del parque se encontraba Pinocho, que había venido a despedirnos.

Y una vez fuera nos dirigimos hacia el aparcamiento donde habíamos dejado el coche. Pero antes de irnos de Collodi teníamos que ver la nueva estatua que los vecinos han dedicado a la famosa marioneta. Se trata de una imponente figura de madera de 16 metros de alto. Se trata del Pinocho más grande del mundo.


Desde allí volvimos a Montecatini y comimos en el hotel. Por la tarde, mientras yo iba de compras con mi tía, Julián se echó una siesta de casi 4 horas.
Después de cenar quedamos con Ilaria (amiga mía desde hace 14 años y de Julián desde hace 2) y su novio Giacomo para salir a vivir la noche italiana. Nos llevaron a Viareggio y a Lido di Camaiore. Son dos ciudades costeras donde van los jóvenes de marcha (algo así como la Marbella española). Estuvimos paseando por el paseo marítimo y viendo los puestecillos callejeros de artesanía regional. También nos llevaron a ver un puente que se ha inaugurado recientemente y que se mete en el mar (no va a ningún sitio, simplemente es una plataforma sobre el agua desde donde hay unas vistas muy bonitas).

Después estuvimos tomando unos cocktails en un pub cerca de la playa (lástima que esa noche no llevábamos la cámara y no hicimos ni una foto. Pero aquí podéis ver algunas instantáneas del puente.)

Tras unos cocktails, vuelta al hotel a descansar. Aún había que conservar fuerzas para el que sería nuestro último día de turismo en Italia.

A Julián y Roberto, que son dos chicos muy traviesos, se les apareció Pepito Grillo en medio del camino para decirles que se portasen bien.

Hemos de decir, antes de continuar mostrando el parque, que la versión de Pinocho que nosotros conocemos (que suele ser la de la película de Walt Disney) poco o nada tiene que ver con la historia original de Carlo Collodi. Originariamente, Collodi no pensó en su trabajo como una obra de literatura infantil: en la versión original, Pinocho es ahorcado por sus innumerables faltas (entre ellas, matar a Pepito Grillo), y sólo en versiones posteriores la historia obtendría su famoso final en el que la marioneta se convierte en un niño de verdad.

La primera escultura que uno se encuentra es el monumento a Pinocho y el hada, de unos 5 metros de altura. Es una de las estatuas más bonitas del parque y, sin duda, la más grande.
aquí (clicando sobre cada capítulo lo podéis leer entero. Eso sí, en italiano). O si preferís escucharlo (también en italiano, por supuesto), lo podéis hacer en esta web.


Si a alguien le interesa leer el cuento verdadero, lo podéis hacer
A los que ya hayáis conocido el cuento original no os extrañará que el primer personaje que nos encontramos fuese un carabiniere.

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