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Semana Santa 2018: Málaga

Arrancamos la mañana en dirección a Málaga. Antes de llegar paramos en el Jardín Botánico de Málaga. Las fotos más espectaculares son desde un templete en la parte más elevada. Desde aquí se puede ver la ciudad a lo lejos.



Vamos a Benalmádena para comer en un chiringuito de playa . Finalmente acabamos comiendo en uno en Torremolinos (están las dos ciudades pegadas) justo en la raya de separación, llamado Chiringuito los Marengos. Tardan demasiado en atendernos, pero al final acaba llegando mi lubina en espeto y un pulpito a la brasa para Mery. La comida no está mal, aunque lo mejor es que el restaurante está justo al lado del hotel en el que nos alojamos en Torremolinos hace 9 años, una de nuestras primeras vacaciones juntos. ¡Ay, qué recuerdos!



Tras la comida, vamos a Benalmádena pueblo y visitamos el Castillo de Colomares. Desde allí hay muy buenas vistas del Mediterráneo, y el castillo es muy curioso. Aunque es muy ecléctico, resulta bonito. Mery se quita una espinita, puesto que desde que lo vio hace años había tenido la ilusión de verlo.



Nos metemos en el centro de Málaga, y la verdad es que encontrar aparcamiento un jueves santo y con procesiones es casi imposible. Finalmente, tras 1 hora dando vueltas, por fin encontramos un parking céntrico que no estaba lleno, el del Pompidou.

Lo primero que hacemos tras pisar la ciudad es tomarnos una foto junto a la caja símbolo del museo.



También hacemos foto de la Farola, que se encuentra en las cercanías y es otro de los símbolos de la ciudad.



Seguimos en nuestro modo más "guiri", haciéndonos ahora una foto en el cartel de la playa de la Malagueta, probablemente la más famosa de las playas urbanas de Málaga.



Recorremos el Palmeral de las Sorpresas. A su lado está atracado el barco en el que llegaron los legionarios por la mañana para salir en procesión con el Cristo de Mena.



Con las últimas luces del día nos acercamos a la Catedral y el Palacio Episcopal.



Fuimos a ver la procesión, estaban pasando los legionarios por la calle Larios, pero había muy pocos huecos desde donde verlos, puesto que montan gradas para que la gente los vea desde allí.



Cenamos en The Good Burger y estuvimos paseando por el centro.



Finalmente decidimos que si queremos ver la procesión lo mejor era irnos a un punto más avanzado del recorrido, así que eso es lo que hicimos. Donde estábamos sí que podíamos ver perfectamente pasar a los legionarios.

Eso sí, cuando pasaron por donde estábamos ya eran más de las 12. Qué diferencia entre el calor de mediodía en el chiringuito playero con el frío por la noche esperando la procesión.



Tras ver la procesión entera, ya solo nos quedaba regresar al parking y volver a Colmenar, donde estamos alojados.

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