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Semana Santa 2018: Cádiz III

Por la mañana cogemos el coche y salimos de Cadiz cruzando el Puente de la Constitucion de 1812 (conocido como Puente de la Pepa). Llegamos a Medina Sidonia, en lo alto de las colinas. Nos dirigimos lo primero al castillo, con restos romanos, árabes, medievales y franceses.



Las vistas del valle desde el castillo son impresionantes. Parece mentira que en estos parajes gaditanos se pueda ver un territorio tan verde.



Como habíamos comprado la entrada conjunta con el Museo Arqueológico de Medina, aparcamos en un parking en la parte baja de la ciudad y vamos a dicho museo. Esta construido sobre unas antiguas edificaciones romanas, por las que se puede pasear en toda la planta baja.



En la planta superior está el museo en sí, con piezas similares a las del Museo de Cádiz. Aquí están las monedas de la época árabe encontradas excavando en el castillo, de las que nos hablaron antes.



Tras terminar la visita al museo, la encargada nos lleva a visitar un trozo de calzada romana que se encuentra a unos metros de distancia. Este trozo de Cardo (la calle principal de las ciudades romanas, con orientación norte-sur y que se cruzaba perpendicularmente con la otra calle principal, el Decumanus) fue encontrado al excavar para hacer un parking subterráneo. La verdad es que si te abstraes de las paredes y miras únicamente hacia abajo, da la sensación de estar en los tiempos romanos.



Subimos a la plaza de la iglesia a comer. Habíamos reservado en el Restaurante La Vista de Medina. En la terraza, las vistas son espectaculares, dominándose todo el pueblo. Eso sí, una chaqueta más me hubiera sido de gran ayuda, porque hacía bastante fresquito cuando el viento golpeaba la terraza.



Comimos unas croquetas para compartir, y de segundo una pluma y una hamburguesa de retinto. Por las críticas en tripadvisor esperábamos que fuera más cutre o que la comida no tuviera gran calidad, pero salimos muy satisfechos en ambos aspectos. La verdad es que con la citada chaqueta, la experiencia sería de 10.



Visitamos la iglesia de Santa María la Coronada, de estilo gótico, y subimos al campanario, desde el que hay otras vistas espectaculares.



La iglesia es muy bonita por fuera (dominando una plaza muy agradable), pero por dentro no se queda corta. Como dice Mery, es una mini-catedral.



Bajamos hasta el coche dando un paseito y desviándonos para visitar la plaza de España, donde se encuentra el ayuntamiento y todo el bullicio y la vida que se echa en falta en las partes más altas de Medina Sidonia.



Finalmente cogemos el coche para ir a Alcalá de los Gazules. Aparcamos y me echo un ratito de siesta, porque me encontraba cansado. El pueblo nos sorprende menos; visto Medina, Alcalá nos dice poco, más allá de la plaza con la iglesia de San Jorge y las vistas de la verde campiña. Pero nos da la sensación de que esas mismas vistas, al igual que las casas blancas con remates en color mostaza, ya las hemos visto en Medina en mayor proporción.



Volvemos a Cádiz, pero antes de pasar el puente de la Pepa, nos desviamos para hacer fotos del sol atardeciendo entre los ojos del puente. Los efectos del sol a esa hora son impresionantes. Como ejemplo, una foto sin filtros, tal cual sale de cámara.



Tras dar unas cuantas vueltas para aparcar (el centro de Cádiz es de los sitios más complicados para ello, y más si se junta con estar en fechas de procesiones), dejamos el coche muy cerca de la catedral (y por tanto de nuestro hostal). Llegamos a nuestra habitación, y dedicamos un rato a ver la procesión desde nuestras fantásticas butacas reservadas, en el balcón.



Para terminar el día, y explotando al máximo las ventajas de nuestra ubicación, cenamos unas tapas en el Bar El Laurel, que se encuentra en nuestra misma calle.


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