Viajes de la parejita

Esta mañana nos hemos levantado disfrutando de las preciosas vistas de Hvar desde nuestra terraza. Hoy nos queríamos tomar el día un poco más relajadamente, así que no he salido a correr. El plan era visitar el pueblo de Hvar, ir a la playa el resto de mañana y posteriormente coger un ferry a Split (hemos desechado la idea de deshacer el camino en la isla para volver al continente desde Sucuraj).

Tras salir de la casa y meter la maleta en el coche (solamente una, puesto que la otra la hemos dejado  en la casa para recogerla cuando volviéramos a dejar la sombrilla y esterillas que amablemente nos habían prestado) hemos puesto rumbo al centro de Hvar.

Nuestra primera visita ha sido a la catedral de San Esteban. Había que pagar la correspondiente entrada, y lo cierto es que el interior no nos ha parecido excesivamente bonito. Siendo del mismo estilo, nos había gustado bastante más la catedral de Korčula que visitamos ayer.

También subo al mirador que hay en lo alto del Arsenal, que actualmente es un teatro. 

Una vez que nos hemos cansado de hacer turismo (y que el calor nos ha vencido) hemos cogido la sombrilla y las esterillas que habíamos dejado en el coche. La dueña de la casa en la que hemos pasado la noche nos ha recomendado una playa cercana. Pero la cercanía era muy relativa, porque el paseo hasta allí se nos ha hecho larguísimo.

Cuando por fin hemos llegado a la zona, no hemos visto ninguna playa de arena, así que nos hemos tenido que conformar con una playa de rocas. Hemos puesto nuestras toallas en un pequeño hueco que dejaban las zonas que los chiringuitos de playa tienen apropiadas y nos hemos ido a bañar. Lo cierto es que el agua está impecable y que las vistas desde dentro del agua están muy bien. Pero para disfrutar de ello tienes que aposentarte antes en un pequeño reducto pedregoso (lógicamente no hemos podido poner la sombrilla, menos mal que era prestada y no habíamos llevado a cabo la idea que teníamos de comprarnos una barata para los días que estuviéramos allí), permitir que la gente pase por encima de tus toallas pisándolas sin ningún pudor, y darte una caminata bajo el sol para llegar al lugar.

La vuelta se nos ha hecho más amena, seguramente porque tras el bañito ya no teníamos tanto calor. Hemos pasado por un Konzum cercano a la Plaza Mayor y hemos hecho acopio de provisiones. Por último, hemos devuelto la sombrilla y las esterillas. Antes de irnos de Hvar hemos subido hasta la zona de la Fortaleza Spanjola. 

                                       

Desde la zona hay buenas vistas de la ciudad y de la bahía que la rodea.

Hemos comido en el coche de camino a Stari Grad y ni siquiera hemos entrado en la ciudad, puesto que la zona de embarque de los ferrys está antes de llegar a ella. En esta ocasión la cola se hacía en una gran explanada, así que hemos comprado los billetes, hemos dejado el coche en la cola y, como quedaba mucho tiempo para el embarque, hemos ido a darnos un bañito. Al lado de la explanada había unas rocas por las que se accedía al mar, y nos hemos dado un refrescante chapuzón. Lo bueno que tiene la costa croata es que en cualquier lado encuentras un sitio agradable para darte un baño.

El ferry que hemos cogido era más grande que el de ayer. Los coches se aparcan en un nivel subterráneo, y nosotros hemos subido subimos hasta unos bancos en la cubierta. El recorrido hasta Split dura un par de horas, así que hemos aprovechado para dormir un rato, escuchar (sin poder evitarlo) las conversaciones de una familia de turistas vascos que se han sentado a nuestro lado y para ver el atardecer, justo cuando estábamos llegando a Split.

Nos ha costado bastante salir de Split, puesto que tiene un tráfico muy caótico, pero finalmente hemos llegado a Trogir. El caso viejo de la ciudad está en una islita que es practicamente entera peatonal, así que he tenido que parar el coche en los alrededores e ir a buscar el apartamento andando. El recorrido hasta allí (y el exterior del edificio) me ha parecido particularmente agradable.

El apartamento es lo más parecido a un hotel (o motel) que hemos encontrado en lo que va de viaje, puesto que tiene recepción. La chica que estaba allí ha sido muy amable, explicándome que podía aparcar temporalmente en un parking cercano al apartamento y luego cómo tenía que ir al parking definitivo que habíamos contratado.

Finalmente hemos llegado al apartamento y la impresión del interior también ha sido buena. Me ha gustado que tiene un ambiente antiguo (una de las paredes era de piedra) pero se ve muy cómodo.

Hemos salido a cenar (se nos ha hecho tarde) pero el sitio al que tenía previsto ir (según las recomendaciones de tripadvisor) ya tenía la cocina cerrada. De todas formas, hemos encontrado una pizzería en el paseo marítimo que estaba abierta y donde hemos comido unas ricas pizzas a un precio muy económico.

Tras la cena, un agradable paseo hasta el apartamento y a reponer fuerzas para mañana.