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Italia (III): Verona

Hoy nos toca visitar Verona, una ciudad famosa principalmente por Romeo y Julieta, pero que tiene muchos otros atractivos.

Gracias a la cercanía del hotel al centro histórico, nada más salir del mismo ya vemos la Porta Nuova, que te indica que estás entrando en un mundo mágico y medieval.



Por detrás de la Porta se encuentra Piazza Bra, con su fuente central, rodeada de vegetación y con la famosa Arena por detrás.




Una postal que no puede faltar en la visita es la de la Arena di Verona, el famoso anfiteatro romano. Aunque lo haga de una forma distinta al Coliseo de Roma, también impresiona y retrotrae a los tiempos en los que los gladiadores se jugaban la vida y la muerte en su interior.



En la época actual los que ocupan el lugar de los gladiadores son los cantantes, que aprovechan la grandiosidad del escenario y gradas para sus conciertos. Cuando visitamos el interior, están preparando la actuación de la noche.



Continuamos dando un paseo por las encantadoras calles veronesas hasta llegar a la Casa de Giulietta. Su interior es un museo sobre la vida cotidiana en la época.



Mientras que en su exterior destaca el balcón de Giuletta, en el que los turistas hacen turnos para hacerse la foto como si fueran la trágica doncella de la obra de Shakespeare. En realidad, el balcón se construyó en el siglo XX, si bien es cierto que la familia Cappelletti (de donde vendrían los Capuleto literarios) habitó la casa durante la Edad Media.



En el patio se encuentra una escultura de Giulietta, en la que es tradición hacerse la foto con la mano en su pecho.



Por último, los muros de la entrada se encuentran decorados con miles de declaraciones de amor.



En las cercanías de la casa de Giulietta está la Piazza delle Erbe. Una de las más bonitas de la ciudad, y que conserva plenamente su ambiente medieval mezclado con el toque moderno que le dan sus restaurantes y terrazas.



En la plaza se encuentra la Torre dei Lamberti, la torre medieval más alta de Verona. Se puede subir hasta arriba para ver las vistas de la ciudad, pero nosotros decidimos seguir paseando a ras de suelo.



Detrás de la Piazza delle Erbe se encuentra la Piazza dei Signori. Una zona rodeada de edificios históricos, entre los que destacan la Loggia del Consiglio, el Palazzo di Cansignorio o el Palazzo della Ragione. Además, también está en esta plaza la estatua de Dante, que pasó un tiempo en Verona durante su exilio de Florencia.



Continuamos más allá de la Piazza dei Signori hasta llegar a las Arche Scaligere (Arcas de los Scaligeri o Della Scala). Para mi, uno de los secretos escondidos de Verona. Se trata de un conjunto de monumentos funerarios construidos por la familia Della Scala en el atrio de la iglesia de Santa María Antica. La belleza de estas tumbas góticas es verdaderamente impactante.



Continuando con el paseo por las callejuelas veronesas llegamos a la Casa de Romeo (llamada así por ser la casa de la familia Montecchi). En contraposición con la Casa de Giulietta, ésta no se puede visitar, así que en mi opinión el atractivo que tiene es estar en esta zona tan bonita de la ciudad.



Dentro del Palazzo della Ragione se encuentra el patio, conocido como el "cortile" del Mercato Vecchio para diferenciarlo del mercado que se desarrollaba en Piazza Bra. El característico estilo "rayado" de las paredes y la bella escalera son sus elementos más representativos.



No perdemos la ocasión de hacer una foto en la que se pueda ver a la vez la escalera y la Torre del Lamberti.



Para comer decidimos volver a Piazza Bra y sentarnos en el restaurante Olivo 1939, desde donde podemos disfrutar de unas maravillosas vistas de la Arena mientras degustamos unos gnocchi al ragù y una pizza quattro formaggi.



Después de comer vamos a la oficina de turismo, que está en Via degli Alpini, la calle que separa Piazza Bra de la muralla de la ciudad. Empieza a chispear un poquito, pero por suerte la lluvia no acaba haciendo acto de presencia.



Llegamos hasta la Tumba de Giulietta, que se encuentra en el museo degli affreschi Giovanni Battista Cavalcaselle (en honor del crítico de arte veronés). Este museo está ubicado en el interior del convento de San Francesco al Corso. Aquí entra Mery solamente, porque a mi me da la impresión de que es más que otra cosa un intento de atraer visitantes con la famosa tumba. Además de ésta, se pueden ver distintas piezas de arte de la ciudad, destacando los frescos de diversas iglesias y palacios.



Remontamos el curso del río Adigio (conocido también como Adige, que es el nombre en alemán) hasta llegar a la Basílica di Santa Anastasia.



Por la hora que es, vemos que alguna de las iglesias de la ciudad se nos van a quedar sin poderlas visitar, ya que están cerca de cerrar. A paso acelerado nos dirigimos al menos a ver el Duomo (Cattedrale di Santa Maria Matricolare). La fachada es muy armoniosa, al igual que el interior. Otra joya de la ciudad véneta.



Cruzamos hasta la otra orilla del Adigio por el Ponte Pietra.



El Teatro romano solo lo hemos podido ver desde fuera. Cuando llegamos ya estaba cerrado.



Tentando la paciencia de Mery, le propongo regresar a la zona de nuestro hotel por esta margen del río (es un camino un poco más largo) para poder ver mejor el centro histórico detrás del Adigio. Además, así cruzamos el Ponte di Castelvecchio (Ponte Scaligero). Efectivamente, aquí en Verona los Della Scala tuvieron una gran influencia (no en vano, fueron los señores de la ciudad del año 1260 al 1387).




El puente parte al otro lado del río del Castelvecchio, llamado originalmente Castello di San Martino in Aquaro.



Tras echar una última ojeada a la Arena di Verona, vamos a nuestro hotel. Nuestras maletas están en la consigna, así que yo recojo el coche (afortunadamente, sigue en el mismo estado en que lo había dejado anoche) y nos vamos a ver Iglesia de San Zeno, pasando antes por Porta Palio.



San Zeno se ve muy bonita en el exterior, pero a estas horas de la tarde ya no se puede visitar, así que nos limitamos a fotografiarla desde Piazza San Zeno.



Tras una media hora de trayecto, llegamos a Garda, localidad que da nombre al Lago di Garda y que nos servirá de centro de operaciones para los próximos dos días. Nos alojamos en un edificio de apartamentos veraniegos fuera del pueblo, que se llama Euroresidence San Vigilio. Al llegar tenemos que esperar unos minutos a que llegue el dueño, Paolo. Una vez que nos instalamos, nos acercamos al pueblo a cenar. Paolo nos ha dicho que podemos ir andando hasta Garda, pero en la oscuridad de la noche parece mucho más atractivo ir en coche.

Nos decantamos por un restaurante llamado Pizzeria Willi de Kus. En un menú donde, además del italiano, predomina el alemán (lo que nos da una idea de que esta zona está totalmente colonizada por los turistas de ese país) elegimos unos "Tagliatelle ai funghi" y una "Tagliata di tonno in crosta di pistacchio con cipolla caramellata". Por mi parte tengo que decir que el atún está simplemente delicioso.



Tras la reparadora cena, en un salón muy tranquilo y agradable donde estamos prácticamente solos, regresamos al apartamento. El día ha sido muy intenso. Creo que podemos decir que un día para visitar Verona se queda claramente corto, nos hemos quedado con ganas de pasar más tiempo en esta bellísima ciudad (incluso pensamos en regresar mañana, pero lo desechamos porque es una locura). Verona entra con todo merecimiento en mi lista de ciudades favoritas.

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