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Italia (II): Venecia

Por la mañana hacemos el checkout, dejamos las maletas en el coche a la puerta del hotel y cogemos el autobús gratuito del hotel que nos deja en la entrada de la ciudad de Venecia, concretamente en el  Piazzale Roma. Desde allí, nos adentramos en la ciudad, andando por las calles y cruzando los canales por los puentes que la jalonan.





El primer edificio que visitamos es la Iglesia dei Frari.



Paseando por las calles venecianas, llegamos rápidamente al puente más famoso de la isla: el Puente de Rialto. Está lleno de turistas, pero conseguimos hacernos sitio para tomarnos una foto en el emblemático lugar.





No muy lejos se encuentra la Piazza San Marco. Es la única plaza de Venecia (al resto se les llama "Campo"). Lo que más destaca en la plaza es la Basílica y su enorme campanario.



Entramos a la Catedral o Basílica:



Al lado de ella se encuentra el Palacio Ducal. No entramos al edificio, pero tuvimos abundante tiempo para observarlo mientras esperábamos la cola de la catedral.



Paseando por la calle pegada al Gran Canal, hicimos una foto al famoso Puente de los Suspiros desde el Ponte de la Paglia.



Comimos en un agradable rincón alejado del bullicio de la ciudad: la Taverna Scalinetto. En nuestro menú, después de unos panecillos, no podía faltar la pasta.



Después de comer nos dirigimos a la zona de la Academia, que es la Escuela de Bellas Artes de Venecia. Allí se ubica el punto de partida de la visita guiada gratuita que teníamos planificada. En la visita (que no entra en ningún edificio, es toda en la calle), el guía va entremezclando la información sobre Venecia con los lugares y edificios por los que pasamos. Tras cruzar el Puente de la Academia, atravesamos diversas callejuelas.


En el Campo San Maurizio entramos en el museo de la música de Venecia. Se nota que nuestro guía es estudiante de música, porque la visita gira bastante en relación a ese tema. Desde este campo se ve el campanile de Santo Stefano, perteneciente a la iglesia homónima.



Venecia es una ciudad para ir disfrutando de cada pequeño detalle con el que nos vamos encontrando, como estos ventanales en Campo San Maurizio.




En su secreto (los canales) también se halla el gran problema de la ciudad. El agua sigue avanzando, y cada vez es más complicado contenerla y que no vaya pudriendo los bajos de las casas. Estos son los cimientos del campanile de Santo Stefano.



La visita continua en otro de los puntos míticos de la ciudad, el teatro de la Fenice. Finalmente, terminamos la visita guiada en Piazza San Marco.

La tarde empieza a caer, así que aprovechamos la tranquilidad del momento (tranquilidad relativa, en una ciudad invadida por los turistas) para hacer unas fotos de la Punta de la Dogana (en el extremo del barrio de Dorsoduro) y el Canal de la Giudecca (el segundo canal más importante de la ciudad tras el Gran Canal, y que separa Dorsoduro de la isla de la Giudecca). Al fondo de la foto, la Chiesa di San Giorgio Maggiore.




En esta foto, la Basilica di Santa Maria della Salute, en la Punta de la Dogana.



Empezamos el camino de vuelta, pero en lugar de hacerlo caminando, cogemos un vaporetto público hasta Piazzale Roma. De esta forma matamos dos pájaros de un tiro: podemos decir que hemos cogido uno de los famosos vaporetti que son como los autobuses públicos en cualquier otra ciudad, y vamos viendo los interesantísimos edificios a los lados del Gran Canal, que es por donde transita el vaporetto. Y, encima, nos cansamos menos.




En Piazzale Roma nos toca esperar media hora, porque justo hemos perdido el autobús anterior a Malcontenta. Una vez llegados allí, cogemos el coche que habíamos dejado aparcado en la puerta del hotel del día anterior y nos dirigimos a Verona.

Una vez alojados en el Hotel Porta Nuova de Verona (en las cercanías de la "Arena di Verona") salimos a cenar a Piazza Bra. Elegimos la terraza del restaurante Liston 12, que tiene unas vistas inmejorables. Comemos unos tortellini in brodo y una pizza quattro formaggi.



Aunque ya es bastante tarde, el ambiente es muy bueno, así que nos animamos a dar un paseo por la parte antigua de Verona, arrancando por la impresionante Arena, que es el nombre del anfiteatro de la ciudad.



Seguimos el paseo hasta la Piazza delle Erbe. Estamos tentados de sentarnos a tomar un spritz (mezcla de aperitivo alcohólico, vino seco y soda, típico del Véneto), pero finalmente decidimos irnos a descansar al hotel. Ya tendremos otro día para probar el spritz.

Antes de poder descansar del todo (por cierto, el hotel muy moderno y confortable, hemos elegido tan bien que de hecho nos da pena no quedarnos más día en Verona) me toca mover el coche de sitio, porque está en zona de pago. Así que me tengo que ir hasta el aparcamiento de Porta Palio, que es gratuito. ¡Esperemos que el coche esté allí mañana!

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