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Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora (II)

Tras una noche de sueño reparador, nos levantamos y fuimos a desayunar al salón del hotel. El desayuno buffet era bastante bueno, aunque le fallaba que los platos calientes no estaban a la vista, sino que había que pedírselos a los camareros.

Después de desayunar, subimos a nuestra habitación a recoger las maletas para abandonar el hotel. Eso sí, pasando antes por recepción para abonar la cuenta.

Una vez saldada la deuda, cogimos el coche y nos fuimos hacia Segovia. Al llegar a la ciudad, nos resultó bastante difícil encontrar aparcamiento, ya que se estaba celebrando la Media Maratón de Segovia y la ciudad estaba llena de corredores y familiares que ocupaban todos los aparcamientos de la ciudad.

Cuando por fin encontramos un huequecillo, aparcamos y nos dirigimos al acueducto, pero no pudimos verlo tranquilamente porque justo debajo se estaba celebrando la entrega de premios de la carrera. Así que hicimos un par de fotos y nos alejamos del bullicio.





Callejeando llegamos a la Iglesia de San Sebastián, situada en una callecita estrecha por la que pasaban bastantes coches y donde nos resultó un poco difícil conseguir realizar la foto.

Cerca de ese lugar se encuentra el final del acueducto, donde hay un mirador desde el que se puede contemplar gran parte de este colosal monumento.



Nuestra siguiente parada fue La Casa de los Picos, que alberga una curiosa colección de fotografías relacionadas con la ciudad de Segovia.


Desde ahí continuamos por la calle Juan Bravo (antigua Calle Real) hasta llegar a la Plaza de Medina del Campo, donde se encuentra la iglesia de San Martín, el torreón de los Lozoya, y la estatua de Juan Bravo, que si bien no era segoviano (nació en Atienza, Guadalajara), vivió en la ciudad del acueducto y se convirtió en un personaje muy importante por ser, junto con Juan de Padilla y Francisco Maldonado, uno de los líderes de la Guerra de las Comunidades (a comienzos del reinado de Carlos I), derrotados por las tropas reales y decapitados. El levantamiento tuvo lugar porque el rey Carlos I llegó a las cortes de Valladolid, desde Flandes (donde se había autoproclamado rey de sus posesiones hispánicas), sin apenas hablar español y trayendo consigo un gran número de nobles y clérigos flamencos como Corte, lo que produjo recelos entre las élites sociales castellanas, que sintieron que su advenimiento les acarrearía una pérdida de poder y estatus social.

Después de esta breve reseña histórica, seguimos con el viaje. Continuando por la calle de Juan Bravo llegamos a la Judería Vieja, donde encontramos el convento del Corpus Christi. Este convento había sido anteriormente la sinagoga de la ciudad, y una buena prueba de ello es que conserva la estructura original, con el pasillo destinado a las mujeres en la parte superior, y unos arcos similares a los de la sinagoga de Santa María la Blanca, de Toledo.


Desde allí nos fuimos a la Plaza Mayor, donde pudimos ver el Ayuntamiento, el Teatro Juan Bravo y, como no, la Catedral de Santa María de la Asunción y San Frutos (patrón de la ciudad), edificio impresionante que nos dejó sin palabras.

Al terminar de ver la catedral, buscamos un sitio para comer. Encontramos un restaurante muy cerca que nos gustó bastante, así que comimos allí. Yo pedí una ensalada y Julián un plato de pasta. De segundo, como no podía ser de otra manera, probamos el famoso cochinillo asado. Y de postre, un par de raciones de tarta. Ya con energías renovadas y habiendo entrado un poco en calor, nos dirigimos al Alcázar, otra preciosidad de monumento, que no dudamos en recorrer de cabo a rabo.


Julián disfrutó como un enano recorriendo los salones llenos de armaduras, estandartes, escudos y pendones.

Yo, sin embargo, iba mirando todo el rato al techo, para ver su rica ornamentación. Además, como en cada sala tiene un diseño distinto, no me pude aburrir de mirarlo.

Una de las salas que más nos llamó la atención fue el Salón de los Reyes, lleno de estatuas de los monarcas de Castilla, con su historia.



Hacía mucho tiempo que Julián no me hacía sufrir vértigo, y ya iba siendo hora. Así que subimos los 152 peldaños que conducen a lo más alto de la torre, desde donde se puede contemplar una bella panorámica de la ciudad.

Ya de vuelta hacia el coche, seguimos paseando por las callejuelas de la ciudad, y admirando sus curiosas fachadas, con originales diseños.

Paseando llegamos a la iglesia de San Esteban, una de las más bonitas de la ciudad. Pero no nos detuvimos mucho, ya que se nos hacía un poco tarde.

Tras comprar unos dulces para nuestras familias (ciegas y rosquillas de Santa Clara, exactamente), y volver a pasar por la Plaza Mayor para ver la iglesia de San Miguel, volvimos a la zona del acueducto, mucho más tranquila que por la mañana, y estuvimos haciéndonos fotos en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: el famosísimo restaurante de Cándido.

Pero Julián se quedaba con las ganas de tocar el acueducto, así que le animé a acercarse. Eso sí, advirtiéndole que no intentase mover ninguna piedra, no fuese a ser que, después de tantos años, se nos cayese encima.
Tras superar la prueba de tocarlo sin romper nada, nos dirigimos hacia el coche. Antes, un último vistazo al acueducto desde lejos, enseñando también nuestras compras.

Cuando estábamos llegando al coche vimos algo que nos hizo reir bastante. Algunos gamberros han modificado el cartel de la calle del doctor Pichardo, y al pobre hombre lo han dejado así...


Cuando llegamos al coche, decidimos ir por la carretera de Zamarramala para hacer algunas fotos panorámicas. Allí, además, pudimos ver la iglesia de la Vera Cruz, muy original por su estructura.


Y con esta panorámica de la ciudad acabamos el viaje.

La semana que viene, más y mejor. Las vacaciones de Semana Santa nos esperan.

1 Response to "Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora (II)"

  1. Laura says:
    14 de abril de 2009, 22:19

    Ya veo que os lo pasasteis de lujo, y por cierto, esa cámara ta mala todavía no ha llegado a su dueña, que me parece que no os la va a volver a dejar!! encima que os la deje como un favor, pues os habeis quedado sin cámara!!

    Para cuando la entrada de semana santa?? incluyendo vuestra aparición esporádica por el pueblo alta horas de la noche, despertando a la población...


    Muchos besitos para los dos!!

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