Free counter and web stats


Día de campo toledano

Parece mentira que después de casi dos años juntos, Julián todavía no conociese la principal joya de mi pueblo: un singular paraje conocido popularmente como "El Chorro". Pero no desvelaremos qué es hasta el final, para que sea una sorpresa. Por fin, el pasado sábado 21 de marzo conseguimos hacer una excursión a Los Navalucillos (mi pueblo) y pasar un día "de campo" con mi familia.

El sábado por la mañana nos levantamos prontito para iniciar el pequeño viaje. Había mucho sueño en nuestras caras, pero también ilusión y, en el caso de Julián, también expectación. Si bien ya había visto "El Chorro" en fotos, no se podía hacer una idea de lo que le esperaba a tan sólo unos pocos kilómetros.

Aproximadamente a las 10 de la mañana llegamos a Las Becerras, y desde allí fuimos a "La Cadena", el famoso comienzo de la ruta.

A pesar de ser pronto, ya se vaticinaba un día bastante caluroso. Pero eso no influyó para nada en nuestros ánimos, así que comenzamos a pasear por el sendero que nos llevaría a nuestro destino.




Bosque y más bosque fue lo que vimos durante el camino. Eso sí, nos dio para varias fotos bonitas, de las que sólo pondremos una muestra, para no cansar demasiado.




Cuando ya llevábamos aproximadamente una hora de caminata, un cartel indicador nos animó a seguir adelante, dada la cercanía al destino final.


20 minutos más, sólo 20 minutos, aunque nos esperaba la parte más dura del recorrido, que hasta el momento se podía haber calificado como un paseíto. A partir de ahí nos esperaban algunas subidas y bastantes tramos con incómodas piedras, pero seguimos adelante sin perder el ánimo. Eso sí, hicimos una pequeña parada para beber un poco de agua y hacer alguna foto.



Y tras unos minutos más de caminata, por fin llegamos al ansiado destino: "El Chorro": una imponente cascada de casi 20 metros, donde la sesión fotográfica dio para rato. Lo malo es que han instalado una pasarela de madera que impide acercarse a la cascada, por lo que las fotos había que hacerlas desde unos cuantos metros de distancia.



Después de pasar un rato contemplando el maravilloso paisaje, Julián y yo decidimos acercarnos un poco más al agua, así que saltamos por la pasarela (bueno, yo tuve que hacer unas cuantas maniobras para poder bajar...) y nos tumbamos en las rocas para admirar más de cerca el paisaje.


Finalmente, una foto de recuerdo a escasos metros del agua y abandonamos la "Chorrera Grande", como le dicen en el pueblo.




Después de un rato allí, Julián y yo subimos con mi padre y mi hermana hasta la parte alta de la cascada, ya que ver caer el agua desde arriba es otra gozada.
Y desde ahí retomamos el camino de vuelta a "Las Becerras", donde nos comimos un cocido "aterrao" (cocido al fuego en puchero de barro) que nos hizo recuperar las fuerzas perdidas durante la mañana. De esos momentos no tenemos fotos, pero casi mejor, así no os damos demasiada envidia.
Y por la tarde, regresamos al pueblo, donde apenas tuvimos tiempo para recoger nuestras cosas y volver a Madrid, ya que yo tenía que trabajar el domingo. Pero la semana no se me haría larga. Tenía la ilusión de que a la semana siguiente me esperaba un fin de semana muy especial...

0 Response to "Día de campo toledano"

Publicar un comentario