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Malta (IV): Sur de la isla y Mdina

Hoy es nuestro último día completo en Malta. Salimos pronto para aprovechar al máximo la jornada. Lo primero que hacemos es dar un paseo por La Valeta para visitar la iglesia de los carmelitas (Basílica de Nuestra Señora del Monte Carmelo), que cuenta con una cúpula impresionante.



Al lado está la catedral anglicana de San Pablo. De estilo neoclásico y con una aguja muy estilizada, junto a la cúpula de los carmelitas forman un conjunto muy reconocible. Lamentablemente, cuando llegamos está cerrada, así que nos limitamos a dar una vuelta por los alrededores.



Cogemos el coche y, como Mery quería tener una foto de las vistas de La Valeta desde el norte, nos dirigimos a Sliema, que es la zona donde se concentra la mayoría de hoteles para turistas de la isla.



Cruzamos la isla hacia el sur para llegar a Marsaxlokk. Se trata de un pueblo pesquero que los domingos como hoy se llena de gente, turistas y malteses, que acuden a pasar un rato en su mercadillo. Nosotros visitamos lo primero la iglesia parroquial. Tiene su encanto, aunque sus reducidas dimensiones dan una clara pista de que es la iglesia de un pueblo.



Después nos damos la vuelta por el mercadillo de los domingos, que se ubica alrededor del puerto. Se vende pescado fresco en varios de los puestos, aunque también hay otros en los que encuentras ropa, etc. Pero el ambiente es bonito.



La estampa más típica de Marsaxlokk son las barquitas pesqueras de colores recortadas sobre el agua de la bahía. Le dan un toque muy colorido al paisaje.




Desde Marsaxlokk nos encaminamos al oeste de la isla, llegando de nuevo a la costa a la altura de la Blue Grotto. Disfrutamos de sus aguas color turquesa desde un mirador, rodeados de una muchedumbre de niños españoles que deben de estar en una excursión de instituto. Por suerte, al cabo de un rato se van y nos dejan más tranquilidad.



Nuestra siguiente parada son las ruinas neolíticas de Hagar-Qim y Mnajdra. Para un apasionado de las civilizaciones antiguas como yo, la visita es muy interesante. En el centro de interpretación hay abundante información (incluyendo un vídeo sobre estos asentamientos), para posteriormente salir del centro y tras un pequeño paseo visitar los asentamientos. El primero de ellos es Hagar-Qim, instalado sobre un promontorio, con lo que domina la zona. Las enormes piedras con las que se construyó denotan el ingenio que tenían sus constructores, puesto que con la escasa tecnología de la época tiene mucho mérito levantar una construcción así. Además, resulta muy interesante el agujero con connotaciones astronómicas que permite pasar la luz al interior del recinto y que es una de las señas de identidad de la construcción. No estamos hablando de unas ruinas cualquiera: los templos neolíticos de Malta son las construcciones monumentales más antiguas del mundo que han llegado hasta nuestros días, con una antigüedad superior a, por ejemplo, Stonehenge o las pirámides de Egipto. Como me gusta pensar, visitando estas ruinas nos encontramos lo más atrás en la Historia que nos podemos ir.



Muy cerca se encuentra el otro asentamiento (Mnajdra). Hay que descender del promontorio, puesto que está en las cercanías del mar. Como se puede observar, han instalado unas enormes carpas encima de las ruinas, para preservarlas de las inclemencias meteorológicas. 




La cercanía del mar en Mnajdra permite que disfrutemos de vistas tan bonitas como éstas, donde se mezclan los bellos paisajes con el ejemplo de ingeniería de las fases más primitivas de la civilización.



Nuestra siguiente parada es Mdina. Dejamos el coche en una zona de aparcamiento pegada a la entrada de la ciudadela y lo primero que hacemos es comer en Fontanella, uno de los sitios recomendados en tripadvisor. Lo cierto es que es una cafetería, así que nos contentamos con una ciabatta para Mery y ftira para mi (no me convenció demasiado), acompañados por un par de pastizzi (pastelitos de hojaldre con ricotta que estaban muy ricos). De postre, junto a dos chocolates calientes, nos decantamos por sendas tartas, que son el plato estrella del local, puesto que tienen una amplia variedad de sabores.



Y los chocolates calientes son debidos a que comemos en la terraza del local, con unas vistas impresionantes (tanto de los edificios en Mdina como de la campiña al exterior de la ciudad) pero con algo de frío.



Con el estómago saciado, visitamos la catedral y damos un paseo por la ciudadela. Conserva todo su atractivo medieval, con edificios y rincones que te transportan a varios siglos atrás.



Cuando se acerca la puesta de sol nos vamos a los acantilados de Dingli, donde podemos disfrutar del astro rey en el último día que lo vamos a ver durante este viaje mientras se esconde en el Mediterráneo. Como se puede ver en la foto, el ambiente que se crea es mágico.



Regresamos a Mdina pasando por Rabat, donde se encuentra la iglesia de San Pablo. Rabat es la ciudad adyacente a Mdina, más moderna y poblada. Como ya es tarde, simplemente hacemos la foto al exterior de la iglesia. Por cierto, el nombre de Rabat es la palabra usada para "arrabal" en árabe, de ahí el nombre que se dio a este núcleo urbano que se empezó a construir en las afueras de Mdina, que era la antigua capital de Malta.



Ahora toca dar otra vuelta por Mdina, con una perspectiva distinta porque ya ha anochecido. La catedral de San Pablo ya ha cerrado, pero su fachada y la plaza en que se encuentra siguen conservando su atractivo.



Volvemos a La Valeta y salimos a cenar de nuevo al King's Own Band Club, puesto que nos gustó el otro día y sabemos que a esta hora está abierto. Esta vez pedimos dos platos de ravioli.



Tras cenar, regresamos al hotel. Mañana solo nos quedará recoger el coche (lo he dejado en las afueras de La Valeta), ir al aeropuerto, dejar el coche en el parking y coger el avión rumbo a España. Malta ha sido un país que nos ha descubierto muchos secretos pequeños pero interesantes. Sin tener ningún monumento que por si solo sea imprescindible, el conjunto del archipiélago merece una visita (o varias incluso, puesto que no me desagradaría pasar unos días aquí en meses más veraniegos).

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