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Canarias (I): Tenerife, subida al Teide, Garachico e Icod

Aprovechando que tenemos una boda en Gran Canaria, hemos preparado un viaje a las islas Canarias que nos llevará a Tenerife, Lanzarote y Gran Canaria. El viaje empezó ayer, Llegamos por la tarde en el avión, cogimos el coche de alquiler (en cada isla vamos a coger uno), hicimos la compra en un supermercado y llegamos al hotel en Los Realejos, donde nos recibieron con un vinito gratis en la terraza de la piscina del complejo. Después nos fuimos a cenar en una pizzería en el pueblo.




Hoy nos hemos levantado con unas bonitas vistas desde nuestro apartamento. Estamos en la zona conocida como Playa de los Roques, que son los dos grandes montículos que se ve en la foto. Las vistas son maravillosas, aunque el día está un poco nublado.



Nuestro objetivo es subir al Parque Nacional del Teide. Según ganamos altura, la bruma empieza a quedar por debajo nuestro, hasta que llegamos a un punto en el que se abre completamente el cielo. Ya estamos por encima del "bosque de nubes". La imagen es muy curiosa, así que nos hacemos una foto para inmortalizar el momento.



En el camino, todavía rodeados de mucha foresta, nos encontramos con la formación rocosa que llaman la piedra de la rosa, puesto que las piedras parecen formar pétalos.



Según subimos, la vegetación va desapareciendo. Es un gran contraste, puesto que en unos minutos pasamos de un territorio verde y lleno de plantas, a una zona de tierra y rocas volcánicas en la que predominan los tonos pardos. Así, llegamos al Centro de Información del Parque Nacional. Sus habitantes estrella son los simpáticos lagartos, que tenemos oportunidad de ver a escala natural y a tamaño aumentado.




Finalmente, llegamos a  la zona del teleférico pero decidimos no subir hasta lo alto (tampoco habíamos solicitado con antelación el permiso obligatorio para llegar a la cima del volcán).

Así pues, damos un paseo por la cercana zona de los Roques, famosos sobre todo por aparecer en los antiguos billetes de 1000 pesetas. Toda la zona guarda un ambiente lunar, es una sensación muy curiosa y extraordinaria.



Comemos en el Parador con vistas de los Roques y de la cima del Teide. La comida no es gourmet, pero las vistas son impresionantes, así que creemos que hemos acertado.




Bajamos por el lado contrario del Parque Nacional, donde siguen predominando las zonas de rocas volcánicas.




Según descendemos, nos vamos encontrando más vegetación. Llegamos hasta la zona costera, concretamente a Puerto de Santiago. Allí se encuentra el Acantilado de los Gigantes pero, pese a que queríamos coger un barco para verlo desde cerca, ya es demasiado tarde. Así pues, dejamos la excursión para otro día.

Subimos hasta la costa norte y paramos en Garachico. En este pueblo damos un agradable paseo, que arrancamos en el Castillo de San Miguel.



Nos damos una vuelta por las piscinas naturales de la zona de El Caletón, donde hay mucha gente disfrutando de un refrescante chapuzón. Si no hubiera sido porque no traía bañador, yo también me hubiera zambullido.



Posteriormente nos metemos tierra adentro, donde vemos el pequeño y bonito Parque de la Puerta de Tierra (llamado así porque antiguamente era la puerta por la que obligatoriamente debía entrar al pueblo toda persona o cargamento que llegara al puerto).



Seguimos paseando hasta la Plaza de la Libertad.



Acabamos el recorrido por el pueblo en la Iglesia de Santa Ana.



Volvemos a coger el coche para visitar Icod de los Vinos. Por supuesto, famoso por su drago milenario. El drago es un árbol que únicamente crece en canarias, otras islas de la macaronesia y en zonas de Marruecos. Está considerado el símbolo de las Islas Canarias y, particularmente, el de esta localidad, puesto que aquí se haya el ejemplar más antiguo. Pero lo cierto es que nos costó un rato dar con él, puesto que no lo vimos inicialmente en nuestro paseo. Antes vimos la Iglesia Mayor de San Marcos, en cuyos jardines había un gran ambiente festivo.



Acabamos encontrando el drago milenario y nos hicimos una foto con él. Lo cierto es que, además del milenario, en Icod se pueden ver otros también muy bonitos, como el drago centenario. Eso sí, son menos espectaculares.



Para rematar el día, decidimos cenar en una terraza de Icod. Y pedimos unas papas arrugás que nos supieron a gloria. ¡Nos hemos hecho fans de las papas arrugás!



Hemos regresado al apartamento cansados de un día duro, pero contentos por todas las experiencias, en un día lleno de contrastes.

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