Free counter and web stats


Viaje a Irlanda (II): Belfast y la costa norte

Antes de que comenzáramos nuestra jornada de turismo, decidí irme a correr por los sitios más representativos de la ciudad, para comprobar si merecían la pena. Al volver al hotel, tras informar a Mery, comenzamos nuestro día.

Lo primero que hicimos fue visitar la Universidad de Queen´s. Solo vimos la fachada del edificio principal, pero nos pareció muy bonita.



Después de eso, continuamos hasta el Botanic Gardens Park. A la entrada se encuentra una estatua de Lord Kelvin, físico nacido en Belfast y que, entre otras muchas cosas, desarrolló la escala Kelvin de temperatura.



Más allá de la entrada se encuentran el edificio del invernadero y el característico Green de los parques británicos: esto es, un espacio amplio de césped en el que (en los días de buena temperatura) la gente se tumba, juega, come, etc.



Dejamos atrás esta parte de la ciudad y volvemos a pasar por el Ayuntamiento. Sin la iluminación con la que lo vimos la noche anterior pierde parte de su atractivo, aunque sigue siendo un edificio majestuoso en un bonito entorno.


Nos dirigimos a las cercanías del río de Belfast, el Lagan, donde se encuentra el Albert Memorial Clock, un reloj en lo alto de una torre que a mi se me asemeja al Big Ben en pequeñito.


Un poco más allá se encuentra la estatua del pez hecha con azulejos (The Big Fish).


Hacemos una rápida incursión a la catedral y volvemos a por el coche, puesto que nuestra próxima parada está un poco más alejada del centro.



Es el edificio del Titanic de Belfast, un museo centrado en este barco, que fue construido en esta ciudad.


La exposición es cara, pero poco a poco te metes en la historia y acabas con la sensación de empatizar con las víctimas del terrible hundimiento.


Tras terminar de ver toda la exposición, nos fuimos a la zona de los murales. Dichos murales fueron construidos durante la época de mayor conflicto entre la comunidad católica y la protestante (lo que aquí llaman un poco eufemísticamente "The troubles") y eran una forma de apoyar a los suyos y atacar a los contrarios. Como teníamos poco tiempo, pasamos por las dos calles principales (la católica Falls Road y la protestante Shankill Road) con el coche, sin poder bajarnos. Los veríamos con más calma en Derry. Lo que sí impresiona de los de Belfast es que sigue notándose ese ambiente de "hostilidad": en la parte católica todo son referencias a la verde Irlanda, mientras que en la protestante la Union Jack es la estrella.



Salimos de Belfast y enfilamos la ruta costera (Causeway Coastal Route). Esta ruta de gran belleza va desde Belfast a Derry, recorriendo los pueblos y paisajes más pegados al mar.


Lo cierto es que comenzamos con un gran atasco provocado por unas obras en la carretera, pero luego fuimos pasando por idílicas zonas costeras, hasta llegar a nuestro objetivo: la Calzada del gigante. Se encuentra en la parte más septentrional de Irlanda del Norte, y es un entorno en el que el principal atractivo es una formación de rocas basálticas cuyas caprichosas formas (parecen adoquines tallados por el ser humano) se deben al enfriamiento hace millones de años de la lava de la que provienen.


El entorno es espectacular. Disfrutamos muchísimo de este capricho de la naturaleza, aunque la climatología fuera especialmente adversa en el rato en el que estuvimos allí. Viento fuerte y una lluvia pertinaz nos recordaron que estos paisajes son preciosos, pero la vida en esta zona del mundo no debe de ser nada fácil para sus habitantes, que no vienen aquí de turismo durante una semana, sino que tienen que convivir con este clima durante todo el año.


Terminada la visita a la zona, nos acercamos al Castillo de Dunluce. Ya no se podía visitar, pero lo vimos desde las cercanías, desde donde se puede uno percatar de su curiosa ubicación, tan pegado al océano que parte del castillo se desplomó sobre el Atlántico hace muchos años.


Finalmente, llegamos a Derry. Conseguimos encontrar la casa en la que nos alojaríamos sin demasiados problemas. Mery estaba demasiado cansada para cenar, así que compré algo en un restaurante de comida rápida y lo devoramos en la habitación.

0 Response to "Viaje a Irlanda (II): Belfast y la costa norte"

Publicar un comentario