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Viaje a Irlanda (III): Derry y acantilados de Moher

El día comenzó en Derry con la visita a los murales del barrio de Bogside, donde tuvieron lugar los enfrentamientos más crudos de "the troubles", cuyo punto culminante en Derry fue el Bloody Sunday, en el que el ejército disparó contra una manifestación pacífica, lo que provocó más de una decena de muertos. Hay muchos menos murales que en Belfast, pero como los visitamos dando un paseo, los disfrutamos más. Impresiona estar en un sitio donde hace 40 años se desarrollaron todos estos conflictos, que en Derry sí que parecen realmente superados en su totalidad. Eso sí, en la ciudad se puede ver numerosa policía. En cualquier caso, paseando por las calles de Bogside, me sentía en un lugar que es parte de la historia moderna.



Entramos en la ciudad amurallada (el centro histórico de Derry está totalmente amurallado) y visitamos la iglesia de Saint Agustine. Por fuera tenía una pinta idílica, parecía un edificio de cuento de hadas, pequeñita pero muy coqueta.


Después nos subimos a las murallas y recorrimos un tramo por encima de ellas, justo hasta llegar a la catedral de Saint Columb. Otro edificio muy bonito, aunque en esta ocasión majestuoso y grande.


Justo cuando íbamos a salir de la catedral comenzó a llover abundantemente, así que tuvimos que hacer uso de los chubasqueros. Nos encaminamos hacia la plaza central de la ciudad amurallada, The Diamond, con su monumento a las víctimas de las guerras mundiales.


Continuamos bajando la calle principal hasta llegar a una de las puertas de la muralla (Shipquay Gate), saliendo hacia la plaza del ayuntamiento, donde se encuentra dicho edificio. Fue lo que más nos gustó de Derry, ya que es realmente bonito: parece una iglesia, combina piedra, vidrieras y ladrillo y estéticamente es distinto a cualquier otro ayuntamiento que hayamos visto antes.



Estábamos al lado del río de Derry, el Foyle, así que lo cruzamos por el Puente de la Paz. Tiene una arquitectura curiosa, ya que curvea a lo largo del recorrido. Al llegar al otro lado hicimos fotos de la orilla izquierda, con el ayuntamiento divisándose entre los pilares del puente.


Tras esto, nos volvimos, puesto que el otro lado del río no parece tener monumentos tan interesantes (o al menos esa impresión me dio cuando vine corriendo por la mañana).

Sin tiempo para mucho más, nos fuimos de Derry. Nos había gustado mucho, puesto que la ciudad tiene un aire medieval, con sus numerosas iglesias, incluida la catedral. Además, el ayuntamiento nos pareció precioso. Por último, cuenta con añadidos interesantes para el viajero, como los murales de Bogside o el Puente de la Paz.

Nuestro camino nos llevaba a cruzar Irlanda casi de norte a sur: desde Derry, una de las ciudades más al norte de la isla, hasta Limerick, ya en la provincia más al sur (Munster). La isla de Irlanda está dividida en 4 provincias: Ulster al norte, Connacht al oeste, Munster al sur y Leinster al este. A su vez, cada provincia se divide en varios condados. Durante el camino hacia el sur aprovechamos para escuchar en la radio del coche la retransmisión de la semifinal del campeonato de fútbol gaélico (GAA All Ireland) que estaba enfrentando a Mayo contra Kerry. Finalmente ganaron estos últimos.

Pero antes de descansar en Limerick, teníamos que llegar a los Acantilados de Moher (Cliffs of Moher). En la costa oeste de la isla, estos acantilados son un paisaje que realmente deja sin respiración. Simplemente te hace sentir el poder de la naturaleza y su inmensidad.


Nos quedamos allí hasta el atardecer, que fue un momento precioso, con el sol poniéndose en el Atlántico delante de nuestros ojos.


Solo nos quedaba volver a coger el coche para acabar el día en Limerick, Una vez instalados en el hotel salimos a cenar a un restaurante Supermac´s, donde tomamos una pizza Papa John´s.

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