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Domingo complutense

Este domingo hemos aprovechado para hacer una pequeña excursión a Alcalá de Henares, uno de los rincones interesantes de España y que, por su cercanía a Madrid, parece que nunca te planteas ir. Al acabar este post se verá la conveniencia de darse una vuelta por la ciudad complutense.

¿Y por qué complutense? Pues porque Complutum es el nombre de la ciudad romana que se asentó en el territorio de Alcalá de Henares, ocupando uno de los antiguos asentamientos prerromanos. Por tanto, podemos decir que uno de los 3 pilares que engrandecen la historia de la ciudad es su importancia en tiempos de los romanos. Los otros dos, sin duda son su Universidad, una de las más importantes de Europa durante la Edad Media, y el hecho de ser la cuna de Miguel de Cervantes, el universal escritor de El Quijote.

Así pues, llegamos a media mañana a la ciudad, aparcamos el coche en la zona del casco antiguo y empezamos a callejear. Paseando por la Calle Mayor, lo primero que notamos fue el ambiente típico castellano que se respiraba. Parecía que las calles y las casas se hubieran detenido en la época cervantina, con los famosos patios, las corralas, etc. Aquí podemos ver uno de esos patios:


Nuestra primera parada fue la casa natal de Cervantes. Restaurada, tiene el interés de mostrar cómo era una casa típica de la época, además del indudable añadido de pisar el suelo que vio nacer al gran escritor. El patio era el único sitio en el que se podían hacer fotos, pero en las habitaciones había numerosos muebles antiguos: bargueños, armarios, camas, etc.

A la salida de la casa se encuentran estas estatuas de Don Quijote y Sancho Panza. Como veis, Julián intenta robar una hogaza de pan a Sancho, mientras el hidalgo protesta. Y es que empezaba a haber hambre.


Seguimos paseando por la Calle Mayor (a la que pertenecen los soportales que veis en la foto de abajo) hasta llegar a la Catedral Magistral (la única del mundo junto a Lovaina con ese calificativo, puesto que el cabildo está compuesto por maestros graduados en la Universidad). Solo la vimos por fuera, y francamente no es muy impresionante. De hecho, hasta hace pocos años no recibió el título de catedral.


De nuevo, media vuelta por la Calle Mayor y paramos en una de las terrazas para comer. Un menú del día que si bien no era exquisito, sirvió para saciar el hambre. Y tras reponer fuerzas, de nuevo en marcha, ahora para ver la fachada de la Universidad. Posteriormente volveríamos a visitarla por dentro.
Esta universidad incialmente fue la Complutense, hasta que esta institución se trasladó a la ciudad de Madrid. Reabierta hace pocos años, se denomina actualmente Universidad de Alcalá, por lo que se da la paradoja de que la complutense ya no está en su ubicación original, donde sí hay una nueva universidad.
La institución y el edificio se deben al Cardenal Cisneros, gran promotor de la obra. También a él es debido el estilo cisneriano que adorna la Universidad, estilo que aúna el gótico florido, el plateresco y el mudejar. La última aportación de Cisneros a la universidad es su cenotafio, es decir, su tumba vacía, puesto que sus restos se hallan en la Catedral de Alcalá.
La visita fue muy interesante, pudimos ver los patios de la universidad, oír numerosas curiosidades sobre la misma y acceder al aula magna y a la capilla.




Otro de los puntos más concurridos de Alcalá de Henares es la Plaza de Cervantes. Aquí fue donde tenía la salida y llegada la carrera por la que yo vine a esta ciudad hace unos meses. Sin duda, la estatua a Cervantes que se encuentra en el medio de la Plaza es lo más remarcable, aunque está claro que María le da un toque de alegría y colorido al bello fondo.




Nuestro paseo nos llevó después hasta la zona del Palacio Arzobispal. Esta es la única parte en la que se conservan las murallas que un día protegieron a toda la antigua Alcalá de Henares. Además, Catalina de Aragón, futura reina de Inglaterra, nació en este palacio. Cerca está la Casa de la Entrevista, llamada así porque fue allí donde Colón expuso a los Reyes Católicos por vez primera su idea de navegar hacia las Indias por la ruta del Oeste. Como veis, Alcalá es una ciudad llena de historia.



Ya fuera de la antigua villa (en la parte extramuros) visitamos el Palacio Laredo. Un palacio de estilo ecléctico, construido en el siglo XIX y que intentaba, al gusto de la época, reunir estilos antiguos y exóticos. María encantada, claro, por todas las referencias árabes que se podían ver.


Actualmente alberga la sede del Museo Cisneriano y, además de ver la decoración del Palacio, se pueden apreciar obras de Cisneros, como por ejemplo la Biblia políglota complutense, primera edición políglota de una Biblia completa.



Puesto que había una entrada conjunta al Museo Cisneriano y a la Universidad, decidimos cogerlo y fue por eso por lo que decidimos volver a la Universidad y visitarla, tras tomarnos un heladito en su fachada.



La última parada de nuestro viaje por Alcalá nos llevaba a su época más antigua: la antigua Complutum romana. Los restos más destacados y mejor conservados son los de la Casa Hippolytus, una villa para la enseñanza en la que se observa la distribución original de las estancias y se conserva en muy buen estado el mosaico que adornaba el patio central. Además, todas las explicaciones que se pueden leer permiten hacerse idea de cómo era en la época romana el recinto.


Y esto es todo. Tras esta visita regresamos a Madrid, donde acabamos el día cenando comida china en casita. Creo que la jornada ha merecido mucho la pena, puesto que hemos visto una ciudad con un enorme patrimonio cultural, que permite por su cercanía pasar un agradable día de turismo.










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