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Vámonos pa'l sur...

Esta frase de Joaquín Sabina os dará una pista sobre el contenido de este post. En efecto, el pasado fin de semana realizamos nuestro primer viaje de 2010. No hacíamos ningún viajecito desde agosto, cuando fuimos a Italia y Torremolinos. Ningún viaje, queremos decir, que nos llevase más de un día y nos obligase a pernoctar fuera de casa.
El viernes tenía la tarde libre, así que al salir de trabajar me encaminé hacia el trabajo de Julián, desde donde partimos hacia... ¿hacia dónde? pues tendréis que esperar un poquito más para saberlo.
Cogimos el coche y, tras casi cuatro horitas de viaje, llegamos al fin al que Machado describiría como "un pueblo húmedo y frío, destartalado y sombrío, entre andaluz y manchego". En efecto, Baeza era la primera de las localidades que visitaríamos en este bonito fin de semana.

Llegamos por la noche y, tras dejar las cosas en el hotel, salimos a buscar un sitio para cenar y a dar un paseito nocturno como primer acercamiento a la ciudad que veríamos al día siguiente. La experiencia no estuvo mal. Cenamos en el restaurante "La Almazara", en plan de tapitas, y la verdad es que salimos muy contentos. Esa cenita y el paseo pusieron el broche de oro a un duro día de trabajo y viaje.
A la mañana siguiente nos levantamos bastante pronto. Tras un estupendo desayuno en el hotel, salimos a la calle para explorar la ciudad de Baeza. Por lo que habíamos podido intuir por la noche, había bastantes cosillas para ver, pero queríamos descubrir uno por uno cada rincón de la población.
La verdad es que el hotel estaba muy bien situado y teníamos los principales monumentos bastante cerca. Lo primero que vimos fue la Puerta de Úbeda. Se trata de uno de los pocos restos de las antiguas murallas de la ciudad, mandadas destruir por Isabel la Católica para atajar las confrontaciones de la nobleza de Baeza: unos partidarios de Enrique IV y otros de Isabel I.
Desde allí nos dirigimos a la iglesia de la Santa Cruz, que no pudimos visitar porque estaba cerrada.

Después de callejear un poco volvimos a la zona de la Universidad, que fue nuestro siguiente destino.




Su construcción se debe al Doctor Rodrigo López, que obtuvo la bula fundacional del Papa Paulo III en el año 1538. Quedó clausurada como universidad por Real Decreto en el año 1824 en el que se convierte en Colegio de Humanidades. De 1875 hasta 1979 en Instituto de Bachillerato. Aquí se encuentra el aula donde Machado dio clase de gramática francesa entre los años 1912 y 1919.





Otra sala emblemática, como en cualquier universidad que se precie, es el Paraninfo.



Aunque no había ningun acto, yo no perdí la oportunidad de sentirme como un miembro importante del rectorado.


Pero sin duda, lo que más llama la atención del visitante es el patio de la universidad y, dentro de él, la escalera es uno de los puntos clave.




Desde allí nos dirigimos a la plaza del Pópulo que es, junto con la de Santa María, el principal núcleo monumental de la ciudad. Una de las curiosidades de la plaza es que une dos arcos de estilos distintos, que se encuentran totalmente pegados. Se trata de el Arco de Villalar (a la izquierda) y la Puerta de Jaén (a la derecha).


El primero fue erigido el año 1521 en conmemoración de la victoria del emperador Carlos sobre las Comunidades de Castilla. Nunca se ha usado como puerta, ha sido un elemento conmemorativo. Sin embargo, la Puerta de Jaén pertenece al antiguo recinto amurallado era la entrada a la plaza del Pópulo.


Al lado del Arco de Villalar se encuentra el Palacio del Pópulo. Antigua Audiencia Civil y Escribanías cuenta con una magnífica fachada plateresca del siglo siglo XVI. Hoy está dedicado a Oficina de Turismo.


En otro de los laterales de la plaza se encuentra La Antigua Carnicería y Escribanías. Edificio renacentista de mediados del siglo XVI, con galería en la parte superior en la que luce un magnífico escudo del Emperador Carlos I, fue hasta hace unos 35 años el matadero de la ciudad.







Y en medio de la plaza, la fuente de los leones, de la que desde muy antiguo se dice que procede de la ciudad iberorromana de Cástulo y que está coronada con una estatua femenina de Imilce, esposa de Aníbal.



Dejamos la plaza del Pópulo y nos dirigimos hacia la plaza de la Constitución, deteniéndonos unos instantes para contemplar el Balcón del Concejo, situado en la gran plaza porticada del Mercado Viejo, que es desde el siglo XVI el centro neurálgico de la ciudad, conservando aún los nombres de las antiguas agrupaciones gremiales que la ocuparon en sus diversos tramos. En ella se celebraban las fiestas de toros, cañas, fuegos, etc..., que eran contempladas por los notables desde el balcón anteriormente citado, edificio barroco de principios del siglo XVIII.

Callejeando un poco más llegamos al Ayuntamiento, que se encontraba en obras. Edificio del siglo XVI, antigua Casa de Cárcel y Justicia. Está considerado como una de las muestras más valiosas del plateresco andaluz. La fachada, declarada Monumento Nacional en 1917, muestra a ambos lados del balcón central los escudos de Baeza, Felipe II y el corregidor.





Desde allí vamos a la Plaza de España, no sin antes detenernos en cada uno de los rincones de esta bella ciudad. En la plaza encontramos la Torre de los Aliatares, uno de los escasos restos de la Baeza musulmana.

Subiendo por la calle de San Pablo nos encontramos a un personaje del que hemos hablado en este post. Se trata de Antonio Machado, inmortalizado en esta popular calle de Baeza que le rinde homenaje.



En esta misma calle encontramos varios palacios de familias adineradas de la ciudad, además de la iglesia de San Pablo, que tampoco pudimos ver por encontrarse cerrada.


Así que con ésto dimos por finalizada nuestra visita a Baeza. Fuimos al hotel para coger el coche y dirigirnos a nuestro siguiente destino. Pero para saber más tendréis que esperar a nuestro siguiente post...


Al lado del palacio se encuentra la Plaza de Santa María, donde se encuentra la catedral de Baeza. Con la conquista cristiana sobre la antigua mezquita aljama se levantó un templo en estilo gótico, en la segunda mitad del siglo XVI se restaura en estilo renacentista, al que pertenece su fachada principal y es el que predomina en lo que actualmente se puede contemplar.Justo enfrente se encuentra el Palacio de Jabalquinto, edificio del siglo XV y emblema de la ciudad. Es, sin lugar a dudas, la edificación del estilo Reyes Católicos más característica de toda la provincia. Lo mandó construir don Juan Alfonso de Benavides, pariente del rey Fernando el Católico.


Sin embargo, queda de su construcción original la Puerta de la Luna de estilo gótico mudéjar, siglo XIII, sobre ella descansa un hermoso rosetón del siglo XIV y la Puerta del Perdón del siglo XV y estilo gótico.




En medio de la plaza se encuentra la fuente de Santa María. Esta fuente se construyó en 1564 para conmemorar la traída de aguas a la ciudad. Construida a modo de arco de triunfo destaca por su gran originalidad. En la parte superior están labradas las armas de Felipe II.

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