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Día de Reyes: tanto la fecha en que sus majestades de Oriente entregan los esperados regalos anuales, como la jornada marcada para la reaparición del pivot madridista tras superar una fractura en la cara que le ha tenido apartado de las canchas en los últimos partidos. Y ahí estuvimos la parejita, dispuestos a pasar un bonito día deportivo.
Era la primera vez que ibamos a ver un partido oficial, y el partido presentaba muchos alicientes. En primer lugar, el equipo local era el Real Madrid, de quien he sido siempre seguidor pero al que últimamente presto más interés, sobre todo en esta temporada 2009/2010 con Ettore Messina en el banquillo. Además, era un partido de Euroliga, la máxima competición continental, si bien es cierto que el rival no tenía el nivel de los principales equipos continentales. Por último (y más importante), era una excelente ocasión de ir juntos a un evento deportivo.
Vamos ahora con el rival del Real Madrid, el EWE Oldenburg. El equipo alemán, cuya columna vertebral se basa en sus jugadores exteriores norteamericanos (Gardner, Foster, Paulding y Carter) y cuenta como apoyo en la zona con el limitado en técnica pero sobrado en altura camerunés Boumtje-Boumtje y con los balcánicos Majstorovic y Scekic, es el actual campeón de Alemania. Esto no es un gran bagaje teniendo en cuenta el estado del baloncesto teutón, muy inferior al de la liga española. Para más inri, llegaban a Madrid ya eliminados, con el único aliciente de vengar la afrenta sufrida en el partido de ida, en el que cayeron derrotados por más de 40 puntos. Por su parte, el Real Madrid tenía la obligación de ganar para seguir dependiendo de si mismo de cara al objetivo de acabar primero de un grupo en el que se encuentran huesos tan duros como el Panathinaikos y el Armani Jeans Milano.
Por nuestra parte, el objetivo era pasar una buena tarde-noche, así que cogimos el coche a eso de las 19:45 (el partido empezaba a las 20:45) y nos dirigimos a Carabanchel, donde se encuentra la cancha del Real Madrid, el Palacio de Vistalegre. Una vez allí, tras una infructuosa búsqueda de aparcamiento en los alrededores, decidimos dejar el coche en el aparcamiento interior.
Cuando entramos en la cancha ya había comenzado el partido, y el equipo blanco había comenzado con ventaja.
Era la primera vez que ibamos a ver un partido oficial, y el partido presentaba muchos alicientes. En primer lugar, el equipo local era el Real Madrid, de quien he sido siempre seguidor pero al que últimamente presto más interés, sobre todo en esta temporada 2009/2010 con Ettore Messina en el banquillo. Además, era un partido de Euroliga, la máxima competición continental, si bien es cierto que el rival no tenía el nivel de los principales equipos continentales. Por último (y más importante), era una excelente ocasión de ir juntos a un evento deportivo.
Vamos ahora con el rival del Real Madrid, el EWE Oldenburg. El equipo alemán, cuya columna vertebral se basa en sus jugadores exteriores norteamericanos (Gardner, Foster, Paulding y Carter) y cuenta como apoyo en la zona con el limitado en técnica pero sobrado en altura camerunés Boumtje-Boumtje y con los balcánicos Majstorovic y Scekic, es el actual campeón de Alemania. Esto no es un gran bagaje teniendo en cuenta el estado del baloncesto teutón, muy inferior al de la liga española. Para más inri, llegaban a Madrid ya eliminados, con el único aliciente de vengar la afrenta sufrida en el partido de ida, en el que cayeron derrotados por más de 40 puntos. Por su parte, el Real Madrid tenía la obligación de ganar para seguir dependiendo de si mismo de cara al objetivo de acabar primero de un grupo en el que se encuentran huesos tan duros como el Panathinaikos y el Armani Jeans Milano.
Por nuestra parte, el objetivo era pasar una buena tarde-noche, así que cogimos el coche a eso de las 19:45 (el partido empezaba a las 20:45) y nos dirigimos a Carabanchel, donde se encuentra la cancha del Real Madrid, el Palacio de Vistalegre. Una vez allí, tras una infructuosa búsqueda de aparcamiento en los alrededores, decidimos dejar el coche en el aparcamiento interior.
Cuando entramos en la cancha ya había comenzado el partido, y el equipo blanco había comenzado con ventaja.
Como si portaramos un gafe, fue llegar nosotros y el Real Madrid entró en un estado de letargo que provocó la reacción alemana, consiguiendo ponerse los teutones por delante durante varios minutos de los dos primeros cuartos. Al finalizar el segundo de ellos, el Madrid salvaba los muebles y se iba 4 puntos arriba en el marcador, pero todas las espadas estaban en el aire.
El intermedio fue amenizado por las animadoras, más aplaudidas si cabe que los propios jugadores).
Entre baile y baile, yo aproveché el descanso para ir a la tienda y comprar una bolsa de palomitas, y así nos preparamos para disfrutar de la segunda mitad del partido, en la que el oficio de Reyes y Lavrinovic y una inspirada racha de triples de Bullock tumbaron definitivamente al Oldenburg.
De ahí hasta el final fue un paseo de los blancos, que llegaron a ponerse 20 arriba para acabar ganando de 13 puntos (73-60).
Nosotros, tras hacer las fotos de rigor, nos marchamos a casa con el buen sabor de boca de la victoria del equipo local y con el recuerdo de este partido que hemos compartido en directo.
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