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Una noche puramente sabinera

María y yo hemos decidido comentar el concierto de Joaquín Sabina al que asistimos el martes pasado. Vamos a optar por un formato que no habíamos probado en el blog. Cada uno comentaremos el concierto en una entrada distinta, para ver los diferentes puntos de vista de una fan del cantante de Úbeda y un "menos fan". Así que allá voy.

El relato comienza el martes a las 19:30, dos horas antes del inicio del concierto. A esa hora fui a recoger a María a su trabajo y pusimos rumbo al centro de Madrid, pues el evento iba a ser en el Palacio de deportes de Goya. Como os podéis imaginar, la zona a esa hora estaba llena de vehículos, así que no tuvimos más remedio, tras dar un par de vueltas, que dejar el coche en un parking. Como aún nos quedaba tiempo de sobra, nos acercamos al bar "El barril", donde tomamos una ración de jamón ibérico y una cervecita.

Una vez recargadas las energías, nos metimos en el recinto donde se celebraría el concierto. Un frío gélido inundaba todo el recinto, así que a Sabina le iba a costar calentar el ambiente. Tras preguntar al personal que atendía en los pasillos, localizamos nuestros asientos y rápidamente los ocupamos. Nos encontrábamos en una de las gradas laterales, y se podía ver toda la zona inferior llena de sillas, de momento vacías.

Tras media horita de espera empezó a sonar la grabación del "Blues del alambique", al tiempo que se iban apagando las luces, y todo el mundo procedió a ocupar sus localidades. Por fin, apareció Sabina junto a los miembros habituales de su banda, como Antonio García de Diego, Pancho Varona, etc. La novedad en esta gira era la cantante que hacía los coros, pues la habitual Olga Román había sido sustituida (maternidad obliga) por Marita Barros.

El concierto empezó con "Yo me bajo en Atocha", sin duda muy adecuada para tocar los corazones del público madrileño. Siguieron dos de las canciones del nuevo disco ("La viudita de Cliquot" y "Parte meteorológico"), que parecían ubicadas aquí para quitarselas de encima pronto y dar paso a los clásicos sabineros. Clásicos que empezaron a aparecer con "Medias negras". "Aves de paso" y "Peor para el sol" fueron la puntilla para calentar los fríos asientos del Palacio. Tras "Agua pasada" y "Siete crisantemos", llegó "Por el bulevar de los sueños rotos". Un nuevo gran momento llegó cuando Jaime Asúa, uno de los músicos de Sabina, se arrancó con "Llueve sobre mojado" ante el asombro del público, siendo seguido por Sabina en un bonito duelo que rememoró los tiempos de "Enemigos íntimos" junto a Fito Páez. Joaquín se tomó tras esta canción un merecido descanso, momento que aprovechó Pancho Varona para marcarse una estupenda versión de "Conductores suicidas". Marita continuó la rebelión contra Sabina, arrancándose con "Como un dolor de muelas" ante la ausencia del cantante. "Y sin embargo", el ubetense no pudo menos que aplaudir cuando reapareció antes de proseguir con la citada canción.

De vez en cuando, entre canción y canción, iba charlando con el público, algunas veces mediante geniales sonetos y otras mediante prosa, como en la presentación de "Cristales de Bohemia", cuando explicó el motivo de su viaje a Praga junto a su amigo Benjamin Prado, para encontrar la inspiración necesaria en la composición de su nuevo disco. En cada uno de estos momentos se metía a los espectadores en el bolsillo. Con la canción-homenaje a Praga posiblemente a la que más se ganó fue a mi acompañante, a la que le encanta esta canción, tanto por la música como por la letra, que le recuerdan a nuestro viaje a la capital checa.

De nuevo, Marita se convirtió en coprotagonista, en primer lugar interpretando a la más señora de todas las putas, a la más puta de todas las señoras, mientras Sabina cantaba "Una canción para la magdalena" e intentaba meter por el escote de la chica billetes, los cuales eran rechazodos por ella. Tras esto, "Peces de ciudad" fue la elegida para que ambos cantaran a duo.

La siguiente me consiguió emocionar a mi, pues fue "Cerrado por derribo", una de mis favoritas. En esta ocasión tocó la versión del disco, en lugar de "nos sobran los motivos", como había cantado en otros conciertos. En ese momento el concierto estaba llegando a su parte más álgida, pues fue cuando Sabina presentó a sus amigos "los perecita". Rubén y Leiva, los componentes de Pereza, aparecieron sobre el escenario para descargar su dosis rockera, primero con "Tiramisú de limón" y posteriormente con "Embustera". La complicidad con Sabina era muy buena, y su pose chulesca y refrescante hizo que el público vibrara con ellos. Cuando se marcharon y empezó a sonar "Calle melancolía", todo el Palacio estaba puesto en pie, y acompañaron a Sabina en su interpretación, con lo que resultó un momento precioso. "19 días y 500 noches" y "Princesa" mantuvieron ese momento mágico, con todos los asistentes entregados, hasta que el cantante dió por terminada la actuación y se retiró de la escena junto a los demás músicos.

Por supuesto, el público pedía más, al ya conocido grito de "Eh, Sabina, así no se termina". Así que Antonio García de Diego y el resto (excepto Joaquín) tomaron las riendas y volvieron a salir al escenario. Antonio comenzó a cantar "Amor se llama el juego", canción que acabó rematando Sabina al salir a escena. "Vinagre y rosas" y "Noches de boda" fueron preparando al público para, con "Y nos dieron las 10", poner un broche perfecto a la noche. Pero el respetable no estaba conforme. Tantos años han estado esperando una nueva ración de Sabina en directo y en solitario, que ahora no le iban a dejarse ir de forma tan sencilla. De nuevo las peticiones de bises eran tan generalizadas que Sabina quiso recordarles lo bien que estaba con el público madrileño, al que cantó "Contigo".

La traca final se completó con las últimas canciones de la noche, que para dejar a todo el mundo botando y calentito fueron "La del pirata cojo" y "Pastillas para no soñar". Tras esto, comenzó a sonar grabada del disco "Crisis", mientras Joaquín y sus compinches se despedían y agradecían la buena acogida que habían tenido. La verdad es que el repertorio del ubetense es espectacular, pues la inmensa mayoría de las 29 canciones que sonaron en directo son temazos maravillosos, de los que merece la pena pagar la entrada del concierto solo por ellos. Pese al frío que reinaba en Madrid, dentro del Palacio la noche fue calurosa. Los dos puntos negativos de la noche fueron que todas las entradas eran sentadas y que María estaba bastante enferma, con lo que no pudo disfrutar del concierto todo lo que hubiera querido. Pero, visto el espectáculo de esta noche, estamos seguros de repetir la próxima vez que Sabina regrese a Madrid en concierto.

1 Response to "Una noche puramente sabinera"

  1. Anónimo Says:
    20 de diciembre de 2009, 23:45

    yo fui a barcelona i se me pusieron los pelos de punta.
    OLE SUS HUEVOS

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