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Semana Santa zamorana

Esta semana santa nuestro destino ha sido Zamora. Hemos aprovechado el viaje junto a los amigos para hacer un poco de turismo, ver algo de la afamada semana santa zamorana, comer y beber bien y pasarnoslo mejor.

El viaje comenzó el jueves por la mañana. Distribuidos en 2 coches nos pusimos en marcha, y llegamos a nuestro destino a mediodía. Nos alojamos en la casa del abuelo de Sara, una de nuestras amigas, y salimos rápidamente a comer a un restaurante cercano. Tras ello, decidimos darnos nuestro primer paseo de las vacaciones y utilizar la tarde para visitar la ciudad. Fuimos hasta el parque de la Marina Española, y desde ahí arranca la Calle de Santa Clara, la arteria principal de la zona vieja, que desemboca en la Catedral y el Castillo.

Así pues, nos dispusimos a pasear por esa calle, deteniéndonos en los distintos palacios e iglesias que estaban en el camino. Nuestra primera parada fue el Palacio de los Momos, en el que destaca su fachada renacentista.


Continuámos, y nos encontramos con la primera procesión del día. Una gran aglomeración de gente a la entrada de la Plaza Mayor nos recordó las fechas en las que estábamos. Justo estaba terminando el paseo religioso, así que la plaza estaba abarrotada. Se podía ver el penúltimo paso procesional justo debajo del edificio del ayuntamiento.


Una vez dentro de la Plaza, visitamos la iglesia de San Juan. Esta Iglesia, situada en el centro de la plaza, tiene en su entrada dos estatuas que representan a los nazarenos.


Continuamos por la misma calle hasta llegar a la Plaza de Viriato, donde está erigida una estatua del bravo lider lusitano. Me gustó mucho la estatua, con un ariete a sus pies.


En la misma plaza se podía contemplar una arboleda muy original



Otra nueva parada fue en la iglesia de San Cipriano. Según se cuenta, es de las más antiguas de toda la ciudad, y conserva ese encanto tranquilo, sobre todo en el exterior. En el interior, el techado más moderno le resta atractivo.


Las últimas paradas de este recorrido turístico eran la Catedral y el Castillo. De la primera destacan sin duda el bellísimo cimborrio y la enorme torre. En cuanto al segundo, su conservación no es la mejor posible, pero desde allí se pueden ver buenas vistas de la catedral.



Visiblemente cansados tras la larga caminata, retornamos a la casa y pasamos dentro el resto de la tarde y noche, cenando y jugando a la ruleta de la fortuna entre los 6 que éramos.

El día siguiente, viernes, fuimos a comer a un burger king, ya que nos habíamos levantado tarde y los restaurantes estarían ya cerrados.Después de la comida nos dimos un nuevo paseo hasta el río que baña Zamora, que no es otro que el Duero. En la ribera nos hicimos unas cuantas fotos.


Tras tomar una cervecita en un bar cercano, regresamos a casa para prepararnos para salir a cenar. Fuimos, junto con otros amigos que estaban pasando la semana santa en un pueblo cercano a Zamora (Villaralbo) a cenar a unas bodegas en otro pueblo de los alrededores (El Perdigón). El menú era básicamente carnaza en grandes cantidades, que nos supo a gloria.

Tras la cena fuimos a tomar unas copas a Villaralbo y después nos volvimos para casa.

Al día siguiente, sábado, Isra y Patri se volvieron a Madrid por la mañana y los otros 4 nos fuimos a hacer una excursión a la zona de los Arribes del Duero.

Cruzamos el puente de Requejo, que en el momento de su construcción tenía la mayor luz (distancia entre los dos puntos de apoyo) de toda España


Pasado el puente, nos desviamos hasta el pueblo de Villardiegua, donde se encuentra un famoso verraco, escultura de piedra de la época vetona.



Tras esta pequeña parada, proseguimos hasta los Arribes, concretamente hasta el municipio portugués de Miranda do Douro. El paso de la frontera no tuvo ninguna dificultad, está claro que el paso entre países de la Unión Europea ha cambiado mucho en los últimos años.

Lo primero que hicimos fue visitar el casco histórico de Miranda, donde destacan sobremanera la catedral y las murallas.

Después de comer, algo en teoría sencillo pero que nos costó un montón de trabajo ante la falta de ganas y profesionalidad de los camareros del restaurante en el que hicimos el primer intento de entrar, fuimos al embarcadero en el que partían los barcos que recorren el Duero. La entrada incluía una degustación gratuita de vinos de Oporto y una exhibición con un buho real.




Una vez montados en el barco, nos fue dando un paseo por los Arribes. Pudimos ver los bellos paisajes y nos estuvieron explicando la fauna, flora y curiosidades de la zona.


Y una vez dado todo el paseo, el barco retornó a Miranda do Douro
Una vez en tierra, nos volvimos a Zamora según anochecía. Esa sería nuestra última noche allí, puesto que al día siguiente nos volvimos por la mañana a Madrid para aprovechar el día y descansar un poco. Así que, terminadas nuestras vacaciones de Semana Santa en Zamora, ya conocemos una nueva zona de España, una de las cunas del románico. Y por supuesto, ya andamos pensando en nuevos viajes, que la parejita nunca para.

2 Response to "Semana Santa zamorana"

  1. Pelayo Says:
    14 de mayo de 2010, 12:10

    Vaya cambio al blog. Ahora sí que parece un blog de viajes. Espero con ansia el relato del viaje a Galicia

  2. Julián says:
    16 de mayo de 2010, 21:18

    Ya ves, Mery cuando se pone a toquetear con tiempo libre es un peligro, jejeje, cambia el blog de arriba a abajo. Yo también espero el relato de Galicia...

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