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Por fin, primer día completo para disfrutar de nuestro hotel
(aunque iba a ser el penúltimo de nuestra estancia). Es cierto que habíamos disfrutado
de las instalaciones, las piscinas y la playa durante las jornadas anteriores en
los ratos que nos dejaban libres las excursiones, pero este día el plan era
disfrutar del hotel. Y, desde luego, había mucho que disfrutar.
Para empezar, las instalaciones del hotel, que incluían hasta
una capilla, dos templetes, 4 lobbies, puentes para cruzar entre las islitas,
etc. Dentro de los lobbies había bares, las recepciones, prensa… en fin, de
todo para no aburrirte.
Las piscinas eran espectaculares. A nosotros la que más nos
gustaba era la principal, con su bar incluido. Podías estar tomándote un
cocktail dentro del agua, tumbarte en las camas acuáticas, etc.
La fauna también era muy abundante. Iguanas, peces, pájaros,
coatíes, agutíes (un pequeño roedor), mapaches, cocodrilos, flamencos… era una delicia ir paseando por las
calles del hotel y encontrártelos. Además, la gran mayoría están acostumbrados
a los seres humanos y no se asustan cuando te ven.
A los peces, por ejemplo, puedes echarles la comida que la
gente del hotel tiene preparada a tal efecto. Yo les eché varias veces. De
hecho, una de las veces se me cayó al agua la tapa por error.
También me encantaba acercarme a los coatíes, intentado
darles algo de comer.
Por la tarde nos fuimos al polideportivo y estuvimos jugando
un rato al minigolf. Era la primera vez que lo hacíamos, y el campo no estaba
en la mejor condición, pero nos lo pasamos muy bien. Eso sí, los mosquitos nos
estuvieron atacando continuamente.
Después del deporte, nada como una visita al spa para
relajarnos. Contaba con jacuzzis, sauna, baño turco, etc.
Para cenar esa noche fuimos al mexicano. Nos intentaron decir
lo mismo que el día anterior, pero les paramos los pies y les dijimos que no
nos importaba esperar, así que finalmente pudimos comer en dicho restaurante.
Lo mejor de todo era la decoración y los postres. El mío (tarta de 3 leches)
estaba delicioso.
Después de la cena, nos acercamos al sports bar café, donde
se puede jugar al futbolín, billar, ver deportes en pantalla gigante… Estuvimos
jugando un rato al futbolín y al billar mientras tomábamos otro cocktail hasta que cerraron el
bar y ya nos tuvimos que ir a la habitación a dormir.
3 de julio de 2017, 11:16
Que morro! Es un viaje que me gustaría hacer pronto porque solo viendo las fotografías ya se ve que te lo pasas fenomenal!!